(dpa) – A primera vista, francamente, un pedazo de tempeh no parece apetitoso. Porque entre los granos de soja -el ingrediente principal- hay una capa blanquecina que parece moho.

Y en realidad es moho, porque en la producción de tempeh se utilizan mohos determinados, como explica el Centro Federal de Nutrición de Alemania (BZfE). La soja pelada y cocida se mezcla con él antes de que la masa fermente.
¿A qué sabe el tempeh?
Los expertos en nutrición del BZfE describen el sabor del tempeh como de setas con un ligero toque a nueces. Su textura es firme y crujiente.
Dependiendo de cómo se condimente, su sabor puede variar. El BZfE recomienda marinarlo en salsa de soja, sirope de arce, vinagre de arroz así como con jengibre y ajo tostados en una sartén.
¿Cómo preparar el tempeh?
La variante más sencilla: cortar el tempeh en lonchas finísimas, sazonar y freír hasta que esté crujiente. Puede comerse en bocadillo, en wrap o utilizarse como sustituto del beicon.
Si se desmenuza, el tempeh puede sustituir a la carne picada, por ejemplo en salsas para pasta o chili sin carne, según el BZfE.
También hay receta de «patatas fritas» de tempeh: se corta en pedazos del tamaño de un dedo, estos se marinan y se hornean hasta que estén crujientes. Lo mejor es aderezarlos luego con salsa de cacahuete.
¿Qué nutrientes aporta el tempeh?
El tempeh, como el tofu, es una buena fuente de proteínas vegetales. Contiene 19 gramos de proteínas por cada 100 gramos. Además, el tempeh aporta vitamina B12 y minerales como el potasio y el calcio. Al estar fermentado, se considera fácil de digerir.