Miami, 17 mar (dpa) – «Todavía estamos desubicados», dice a dpa Sofía Tort, una de los miles de puertorriqueños que han llegado en los últimos seis meses a Florida huyendo de la devastación que el huracán «María» dejó tras su paso por la isla y las secuelas que persisten.
La diseñadora de joyas recuerda que aunque en la isla sabían que «María» venía con fuerza, nunca calcularon su ferocidad. «Definitivamente hay un antes y un después», asegura la joven de 26 años, que debió dejarlo todo para intentar reconstruir su vida en Estados Unidos.
«Mi papá y mi mamá no quisieron venir (para Florida) porque creen que a su edad es mucho más difícil empezar de ceros y en parte tienen razón», agrega Tort, quien se acomodó en la casa de una amiga en Orlando, a donde llegó solo 10 días después del huracán.
Al relatar lo sucedido ese 20 de septiembre, Tort aún siente miedo. Guarda en su teléfono móvil fotografías de lo que era su departamento en San Juan, capital de Puerto Rico, y de la destrucción que encontró a su regreso.
«Ese es un pequeño bosque que tenía yo atrás de mi casa. Míralo, las cortezas de los árboles desaparecieron. No imaginas lo que fue, parecía película», agrega al culpar al gobierno federal de los daños inmediatos y colaterales que el temporal dejó allí.
El entusiasmo característico de los caribeños no ha sido sufieiente para que ella supere las adversidades en el «estado del Sol». Sus ahorros se esfumaron, la apertura de mercados con las joyas que ella misma crea no ha sido fácil y pese a tener el pasaporte estadounidense se siente como una inmigrante más.
«He sido objeto de parte de los mismo latinos de discriminación solo por tener el pasaporte azul», asegura al destacar que la ayuda de la comunidad boricua en Florida ha sido «fundamental para no decaer en este intento pero también lo es dejar el pasado allá, atrás».
Aunque el «estado del Sol» ha prestado auxilio desde el momento de la emergencia y ha destinado al menos un millón de dólares de inversión para asistir a los 300.000 boricuas que según el gobernador Rick Scott han llegado, reconstruir sus vidas no es una tarea sencilla.
«Adopta una familia de Puerto Rico» es una de las tantas iniciativas que han sumado esfuerzos para apoyar a sus compatriotas en Florida y Nueva York, los dos estados en donde se ha concentrado la mayor cantidad de boricuas en estos 180 días.
«Lo más importante es crear una red para estar en contacto con ellos (quienes llegaron tras ‘María’) y ofrecerles a través de esos boricuas y latinos en Florida algo más que dinero. Tal vez un trabajo estable sería lo ideal», sostiene «Mindy» Figueroa, creadora del programa.
Para ella no todos sus compatriotas corren con la suerte de Tort, de tener un amigo o familiar en Estados Unidos para intentar ubicarse y por el contrario están solos enfrentándose a una nueva realidad.
De acuerdo con la Agencia Federal para Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), casi 4.000 puertorriqueños recibieron la Asistencia Transicional de Hogar para vivir en hoteles de 40 estados del país.
Sin embargo, muchos de ellos han asegurado que el apoyo ha sido suspendido y otros están a la expectativa porque al parecer las ayudas terminan el 20 de marzo.
«Estamos en el limbo», indica una de las beneficiarias del programa que vive desde diciembre en la habitación de un hotel con sus cuatro hijos en Fort Lauderdale, ciudad ubicada a unos 50 kilómetros al norte de Miami.
Ante la preocupación de quienes viven en esas condiciones, Daniel Llargués, vocero del FEMA, dijo recientemente a medios locales que el programa no es para dar ayudas a largo plazo y que las extensiones de esas fueron negadas luego de determinar que las viviendas en la isla ya son habitables.
Según Llargués, el FEMA está pagando por la estadía de 1.488 familias en Florida, 600 en Massachusetts, 243 en Nueva York, 167 en Connecticut y 177 en Pennsylvania, estados en donde se concentra el mayor número de desplazados por «María».
La nueva temporada de huracanes que comienza el próximo 1 de junio es una de las razones por las que miles de isleños prefieren no regresar a Puerto Rico. «No nos recuperamos todavía de ‘María’ y si llega otra ¿qué hacemos?», cuestiona la mujer que pidió no ser identificada.
«Estoy en un hotel pero siento como si fuera la calle porque no tengo nada para mis hijos, no tengo ropa ni comida suficiente», agrega visiblemente afectada.
El retorno no será pronto para la mayoría debido a que «la isla del encanto», como es conocida Puerto Rico, todavía tambalea. Casi el 20 por ciento de los residentes aún no tienen electricidad y la economía no se recupera completamente.
Por Tatiana Rodríguez (dpa)