Santiago de Chile, 11 mar (dpa) – El conservador Sebastián Piñera, un apasionado del fútbol que vuela su propio helicóptero y considerado uno de los empresarios más ricos del país, vuelve a la presidencia de Chile con la promesa de recuperar el crecimiento económico que logró durante su primer mandato (2010-2014).
Piñera fue el primer candidato de derechas que ganó en elecciones democráticas la presidencia en más de medio siglo (en 2009) al frente de una alianza compuesta, entre otros, por la Unión Demócrata Independiente (UDI), la formación que colaboró más estrechamente con la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Severo crítico de la Administración de la presidenta socialista Michelle Bachelet, Piñera la acusa de dejar un país estancado, con bajos empleos y peores salarios, y asegura que la mandataria no ha tenido la «voluntad» para enfrentarse a los problemas de delincuencia y otros males que, en su opinión, aquejan al país.
El líder derechista, de 68 años, estima que su programa de Gobierno tendrá un costo fiscal de unos 14.000 millones de dólares para el periodo 2018-2022. La mitad del financiamiento lo obtendría a través de reasignaciones «de presupuesto provenientes de programas mal evaluados, así como de estrictas medidas de austeridad fiscal y un programa de reducción de gastos innecesarios en el sector público», advirtió.
Sus detractores le reclaman, sin embargo, que con esa receta se ve venir una poda que dejará a miles de empleados estatales en la calle.
De profesión ingeniero comercial, con un máster y doctorado en Economía por la Universidad de Harvard, el dirigente es un millonario empresario que, según cifras recientes de la revista «Forbes», aumentó en un año su fortuna de 2.700 a 2.800 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los más acaudalados de Chile.
Tercero de seis hermanos, Piñera presume de que durante su anterior Gobierno el país creció en promedio un 5,3 por ciento, se crearon miles de nuevos empleos y se instituyó una de sus iniciativas estrella, la licencia posnatal de seis meses y un subsidio al empleo femenino para favorecer el trabajo de la mujer.
Frecuentemente ha tenido que defenderse de acusaciones de sus adversarios políticos, que le achacan el supuesto uso de información privilegiada y negociación incompatible en su primer periodo presidencial. Hasta ahora, sin embargo, las denuncias han sido desestimadas por la Justicia.
Antes de llegar a la presidencia de Chile en 2010, Piñera, casado desde 1973 con la orientadora familiar Cecilia Morel, padre de cuatro hijos y abuelo de ocho nietos y otro en camino, fue senador por el partido Renovación Nacional en el periodo legislativo 1990-1998.
Conocido por su pasión por el fútbol, actividad que suele practicar con sus más estrechos colaboradores, se identifica con los colores de la Universidad Católica (su «primer amor», según confesó), aunque también alienta desde poco antes de su primer Gobierno al Colo Colo. Sus adversarios afirman que su afición por este último club es por razones políticas, ya que el equipo es uno de los más populares del país.
Con más arrugas y su cabellera completamente blanca, el empresario convertido en político será el séptimo presidente de Chile tras el término de la dictadura de Pinochet (1973-1990).
Por Carlos Dorat (dpa)