(dpa) – En el estudio de grabación de su casa, en las afueras de Ciudad de México, Alan Galván se acomoda la gorra y el chaleco antibalas sobre el uniforme azul. Toma el micrófono y entra en acción. El policía mexicano rapea sobre los operativos antidrogas cuando termina de patrullar.

Se coloca los auriculares y repasa los versos de su rap «Mi autobiografía». Los brazos acompañan con movimientos rítmicos y enérgicos. Una bandera mexicana cuelga de la pared.
«Nunca pensaron que mi sueño lograría / con orgullo hoy les digo soy rapero y policía (…)/ soy policía actualmente operativo / listo para hacerle frente al enemigo», canta Galván, que usa el nombre artístico de Ese Gorrix.
Su género se conoce como «rap bélico», antagonista de la narcomúsica, que glorifica a los capos del narcotráfico, dice el policía de 29 años a dpa. El agente, con diez años activo en Ciudad de México, quiere también motivar a otros policías y militares con su música.
Ese Gorrix tiene más de 500.000 suscriptores en YouTube. Sus videos han sido reproducidos 112 millones de veces. En diciembre cantó ante miles de personas en la Plaza de Toros de Ciudad de México como parte de un festejo de la Policía.
«Le estoy dando voz a las personas detrás del uniforme. Me contactan, me cuentan sus historias y me contratan para que les arme una canción», explica.
El «rap bélico» tiene también otros representantes como Mr. Tyson, considerado por sus colegas como el precursor, MC Razo y El Gafe. La ventaja de Ese Gorrix es que conoce las vivencias de las fuerzas de seguridad desde dentro.
Su sello musical, con el que patrocina también a otros cantantes, se llama Flow Blindado Music. En septiembre lanzará su primer disco con una compañía discográfica.
«Me comparan mucho con otro rapero mexicano que para mí es muy talentoso desde la parte musical, pero él le canta a puro narco y yo soy como la parte buena», afirma el policía, que cuando rapea se pone un uniforme distinto al oficial.
En la batalla mexicana de las drogas, con unos 350.000 asesinatos y unos 96.000 desaparecidos en 15 años, la frontera entre buenos y malos a veces es difusa.
Hay ex policías que ahora son jefes de cárteles, uniformados que colaboran con delincuentes y abusos de fuerzas de seguridad. Este tema aparece reflejado en algunas canciones de Ese Gorrix, que critica a organismos de derechos humanos el ponerse supuestamente más del lado de los delincuentes.
En cualquier caso, tanto en un bando como en el otro, el rap se está abriendo paso. Antes, los jefes de los cárteles mandaban a componer narcocorridos en su honor a ritmo de polka, con acordeón y trompetas. Los narcos jóvenes prefieren otro estilo.
«Hay un cambio generacional», dice a dpa el filólogo Enrique Flores, autor del libro «Rimas malandras: del narcocorrido al narco rap». «Y vemos aquí además que estos estilos son adoptados primero por el crimen y luego por la Policía. Es como un campo de batalla en la cultura, donde uno es como una respuesta al otro».
Por Andrea Sosa Cabrios (dpa)