Ginebra, 5 oct (dpa) – Ryan Sparrow introduce un pequeño cigarrillo en su aparato, lo calienta brevemente y da una calada. Con bastante menos mala conciencia que antes, cuando todavía fumaba pitillos tradicionales, asegura. Para su chute de nicotina, Sparrow utiliza el calentador de tabaco Iqos de PMI, la marca internacional Philip Morris, productor de Marlboro. Sparrow trabaja para PMI en Suiza.
La compañía, que considera que el calentador de tabaco es un invento genial, presenta estudios que pretenden demostrar que calentando el tabaco en lugar de quemarlo se eliminan casi todas las sustancias nocivas que causan cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está alarmada.
Hace ya años que existen alternativas al tabaco, como los cigarrillos electrónicos que vaporizan nicotina. «Están prohibidas en unos 30 países y regulados en 60», dice Vinayak Prasad, responsable del control del tabaco en la OMS. Así existen leyes que establecen dónde se pueden utilizar los cigarrillos electrónicos y a quiénes se pueden vender. Pero calentar tabaco en vez de quemarlo es algo relativamente nuevo y los países no tienen ninguna regulación al respecto. «El elefante invisible en la habitación», declara Prasad en el marco de un congreso que reúne esta semana en Ginebra a los 181 miembros de la Convención de Control del Tabaco.
En Suiza, el paquete de cigarrillos para calentar sólo está gravado con un 12 por ciento, los pitillos tradicionales con un 50 por ciento. El motivo: al nuevo producto se le aplican los impuestos del tabaco de pipa. Pero el precio de la cajetilla, que contiene el mismo número de cigarrillos en uno y otro caso, es igual. La OMS señala que el beneficio para las empresas tabaqueras es un 50 por ciento superior al que obtienen con los cigarrillos tradicionales.
La OMS cita estimaciones según las cuales la facturación con productos para calentar tabaco aumenta muchísimo: de 2.100 millones de dólares en 2016 a 17.900 millones de dólares en 2021. Además de Philip Morris, también hay otros proveedores, como Japan Tobacco International y British American Tobacco, en el mercado.
Según datos de la OMS, hay 1.000 millones de fumadores en todo el mundo y siete millones de personas mueren cada año por culpa del tabaco. «Nuestra postura está clara: todos los productos de tabaco son nocivos», señala Prasad. Philip Morris no lo niega: «Nuestro producto no está exento de riesgos y contiene nicotina que crea adicción», admite Moira Gilchrist, que se encarga de la «comunicación científica» en PMI.
Pero al fin y al cabo, PMI se dirige únicamente a fumadores adultos, se defiende la compañía, para quien Iqos es una alternativa más saludable a la hora de fumar y ayuda a desengancharse. «En los productos, la mayoría de los componentes venenosos se generan al quemar el tabaco», explica Gilchrist. «Pero con Iqos el tabaco se calienta, no se quema. En comparación con el humo de los cigarrilos tradicionales, el vapor de Iqos contiene muchas menos sustancias químicas dañinas. El nuestro es un producto libre de humos.»
«Libre de humos», algo que no es cierto según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Berna dirigidos por Reto Auer. De acuerdo con sus investigaciones, Iqos sí que produce humo. «Es cierto que no se produce una combustión completa pero sí una pirólisis», explica Auer. «En el humo de Iqos hemos encontrado las mismas sustancias que en los cigarrillos, aunque en menor medida.»
En una carta, Philip Morris puso en duda los resultados y la experiencia de Auer y exigió, en vano, que se retirara el estudio.
«Este tipo de aparatos son como una tostadora portátil: una tostada negra también genera humo y no es saludable», dice Auer. Prasad también lo ve de este modo: «Decir que no se produce combustión es sencillamente falso. Es bastante posible que la gente que consume tabaco calentado en lugar de cigarrilos esté expuesta a sustancias menos nocivas, pero esto no hace que el producto sea menos dañiño», declara. «Es como saltar al vacío desde la séptima o la tercera planta: en ambos casos me romperé las piernas y podría morir», señala.
Entretanto, en Reino Unido el organismo de salud pública ya recomienda los cigarrillos electrónicos como método para aquellos que quieren dejar de fumar y no lo han conseguido de otra manera. Pero con los calentadores de tabaco el Gobierno es escéptico: «Hay estudios que sugieren que los productos con tabaco calentado quizá sean mucho menos dañinos que los cigarrillos tradicionales, pero son más dañinos que los cigarrillos electrónicos», señaló en su informe de este año sobre salud.
Por Christiane Oelrich (dpa)