La turmalina es un mineral que está bastante de moda, de largos cristales y multitud de colores, pertenece al grupo de los silicatos, aunque la más solicitada es la de color negro por sus propiedades energéticas y es de la que os hablaré en esta ocasión después de repasar el resto.
Se dice que su origen es cingalés, proviene de “touramalli” o “turamali”, la primera significa “piedra de muchos colores” y la segunda “piedra que atrae las cenizas”.
Su dureza en la escala de Mohs está entre 7 y 7,5
Antiguamente Sri Lanka antigua Ceilán era el principal productor, en la actualidad hay muchos yacimientos en Brasil, Republica de Madagascar o en la India.
Hay una gran variedad de turmalinas, variando es su composición química y colores, las más conocidas son:
“Incoloro “acroíta”, negro “chorlo”, marrón o amarillo “dravita”, rojo o rosa “rubelita”, azul “indigolita”, verde “verdelita” y la llamativa “sandia” de color verde y rosa”.
En esta ocasión me centraré en mi favorita que es la turmalina negra, energéticamente se recomienda para la protección contra energías negativas tanto de las que podemos recibir o las que podemos generar nosotros mismos. Como todas las piedras negras, nos ayuda a conectar con la tierra y tomar conciencia de la realidad.
Es muy interesante también colocarla en espacios, como tu mesa de trabajo en la oficina, en el coche, en el negocio, a la entrada de casa o en el centro de terapias para limpiar y proteger el espacio.
Dicen en varias fuentes que “nos protege de las ondas electromagnéticas” por eso es interesante tenerla cerca de ordenadores o televisores.
Asociada al chacra raíz nos ayuda a sentirnos equilibrados y conectados con la tierra.
En algún libro he leído que cuando necesitamos limpiarnos de energías densas nos podemos dar un baño con un kilo de sal gruesa y meter en el agua las turmalinas que nos ayudarán también a limpiarnos de esas energías.
Para limpiar nuestra turmalina recomiendo incienso de salvia o palo santo.
También se puede poner en el cuenco de selenita para limpiarla.
A mí personalmente me gusta llevar una pequeña en la cartera y usarla también en joyería, llaveros o en mis marca libros.
Hazte con una turmalina y verás lo mágica que es.
Natalia Fernández