(dpa) – A primera vista, la instalación de las fotografías de Wolfgang Tillmans en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) puede parecer desordenada, pero hay años de trabajo y un orden meticuloso detrás de ella.
El 12 de septiembre se inauguró «Wolfgang Tillmans: To look without fear» (Mirar sin miedo), una de las mayores exposiciones en los últimos años de un artista alemán en la metrópoli estadounidense.
«Nos llevó 16 días y noches de trabajo montar la muestra, después de siete años de preparación. Realmente, cada metro cuadrado de espacio en la pared requería una atención múltiple», señala Tillmans, quien expone por primera vez en Nueva York.
Algo más de dos semanas, que Tillmans pasó casi en forma ininterrumpida y con solo unos pocos asistentes en el sexto piso del MoMA, que el mundialmente famoso museo en el centro de Manhattan puso a plena disposición del artista germano, para encontrar el lugar apropiado para cada una de las aproximadamente 350 piezas.
«Por un lado, ha sido por supuesto muy agotador, pero por otro, también fue muy bueno poder estar aquí completamente solo por las noches», admite el fotógrafo, nacido en la ciudad de Remscheid en 1968. «Fue como una actuación sin público. Espero que la atención que recibió cada pieza también se sienta», agregó.
Desde el principio de su carrera, Tillmans «revolucionó las convenciones imperantes de la presentación fotográfica», resalta por su parte el MoMA.
Las obras están colgadas cronológicamente: desde los primeros tiempos, cuando Tillmans retrataba la vida nocturna de Berlín y Londres, hasta las fotografías de celebridades como la modelo Kate Moss. La retrospectiva también muestra su fascinación por la astronomía y los minerales, como así también imágenes bélicas y obras abstractas y a veces casi escultóricas con papel fotográfico.
«Lo que me ha movido es sacar fotos que describan lo que se siente al vivir hoy en día. A finales de los 80 me di cuenta de que no necesitaba pintar estas imágenes», revela Tillmans, uno de los artistas más destacados de Alemania. Entre otros, fue galardonado con el Premio Turner, la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania y el premio de arte Goslar Kaiserring.
La muestra en el MoMA viene acompañada por el primer álbum de Tillmans, «Moon in Earthlight», publicado en 2021.
«La música fue mi primera pasión junto con la astronomía, y lo ha seguido siendo durante toda mi vida», indica Tillmans, quien pretende animar a los visitantes a «usar sus ojos libremente».
«La idea es cambiar de perspectiva y mirar las cosas desde diferentes escalas de valores», manifiesta. Para el renombrado fotógrafo, la imagen más grande no tiene por qué ser siempre la más importante, y sugiere que cada visitante le asigne su propio «valor e importancia».
La tecnología y el papel siempre lo fascinaron y algunas de sus fotografías tenían una especie de estética de teléfono inteligente incluso antes de su desarrollo. El fotógrafo cuenta que ahora también él utiliza un celular de vez en cuando.
«Hay una o dos fotos de smartphone en la exposición. Para mí no existe una mala cámara fotográfica. Solo hay que saber lo que esta puede hacer por uno. Pero, por supuesto, nunca podría haber imaginado hace 35 años que este medio estaría en el centro de toda la vida cotidiana. Y me alegro de que esta obra, que está aquí expuesta, haya sobrevivido a todo esto», resalta.
Tillmanns, quien vivió en Nueva York en la década de 1990, sostiene que exponer en el MoMA es un gran honor. «Es algo que puedes desear como artista, pero nunca puedes esperar o exigir. En ese sentido, estoy humildemente agradecido», declara.
La retrospectiva se exhibirá en Nueva York hasta el 1 de enero de 2023 y pasará luego a Toronto y San Francisco.
En octubre, el artista celebrará además el 75 aniversario del Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, del cual es miembro del consejo de administración. Luego, se tomará un año de descanso.
«La última vez que hice una pausa fue en 2014, lo que sin embargo tampoco se refleja como un tiempo muerto en mi currículo. Sin duda, también haré algunas cosas, pero solo quiero sentir que estoy investigando sin rumbo», explica.
Por Christina Horsten (dpa)