Asturias se convertirá en la primera comunidad autónoma en España en prohibir la venta y el consumo de bebidas energéticas a menores de 16 años. La medida, que se encuentra en fase de tramitación avanzada, ha sido presentada como una iniciativa de salud pública destinada a proteger a adolescentes de los efectos negativos de la cafeína y el azúcar en altas dosis. Si los plazos se cumplen, la nueva normativa entrará en vigor a comienzos de 2026, marcando un precedente en el ámbito nacional.
Una regulación inédita en España
El anteproyecto de ley aprobado por el Gobierno del Principado establece un marco regulador equiparable al del alcohol y el tabaco. Entre sus disposiciones destacan tres pilares fundamentales:
- Verificación de edad obligatoria en cualquier punto de venta, incluidas las máquinas expendedoras.
- Separación física de estas bebidas respecto a refrescos y aguas en los comercios, para evitar la compra impulsiva.
- Régimen sancionador escalonado, con multas que oscilan desde las leves —para los menores que consuman— hasta las muy graves, que podrían alcanzar los 600.000 euros en casos de comercialización a gran escala.
En la presentación de la iniciativa, desde la Consejería de Salud se insistió en que el objetivo de la norma no es únicamente sancionador, sino también preventivo y educativo. En este sentido, se plantea que las sanciones dirigidas a los menores que incumplan puedan sustituirse por cursos formativos y programas de sensibilización enfocados en promover hábitos de vida saludables.
Los motivos: una cuestión de salud pública
Los datos que maneja la Consejería de Salud son claros. Casi la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años reconoce haber consumido bebidas energéticas en el último mes, un porcentaje similar a la media nacional. El consumo se concentra, además, en horas previas a la jornada escolar, lo que repercute directamente en el rendimiento académico.
Los expertos advierten de que la combinación de altas dosis de cafeína, azúcar y aditivos puede provocar insomnio, nerviosismo, palpitaciones e incluso episodios de ansiedad en adolescentes. A largo plazo, su consumo habitual se asocia a un mayor riesgo de sobrepeso y problemas cardiovasculares. Desde el ámbito sanitario se aplaude la iniciativa. Sociedades médicas, pediatras y asociaciones de padres coinciden en que la adolescencia es una etapa especialmente vulnerable y que el consumo de estas bebidas no puede normalizarse como un hábito cotidiano.
Educación, prevención y sanciones
Una de las claves de esta normativa es su enfoque integral. No se limita a prohibir, sino que apuesta por la concienciación como vía para reducir el consumo. De ahí que los programas educativos cobren un papel central. La ley prevé la puesta en marcha de talleres en institutos, campañas de información dirigidas a familias y la colaboración con asociaciones juveniles. El mensaje es claro: informar para prevenir, igual que ya ocurre con campañas de concienciación sobre el alcohol o el tabaco.
Este enfoque es coherente con la estrategia de salud pública del Principado, que en los últimos años ha reforzado la prevención en ámbitos como la alimentación, el tabaquismo o la salud mental. En este sentido, la normativa sobre bebidas energéticas se interpreta como un paso más hacia un modelo de protección integral del menor.
¿Qué ocurre en otras comunidades?
Asturias será la primera región en dar el paso, aunque no la única que se lo plantea. Galicia ya ha anunciado que estudia medidas similares y otras comunidades observan con interés el desarrollo de la ley asturiana como laboratorio normativo. A nivel europeo, existen restricciones parciales en países como Letonia o Lituania, donde se prohíbe la venta de energéticas a menores, y recomendaciones en Reino Unido, aunque sin una legislación firme. En España, hasta ahora, la regulación de estos productos era mínima, limitada al etiquetado y a advertencias de consumo no recomendado para menores de edad.
Salud y responsabilidad compartida
El éxito de esta medida dependerá, en gran parte, de la responsabilidad compartida entre administraciones, familias y comercios. Los padres desempeñan un papel esencial en la supervisión de hábitos de consumo, mientras que los centros educativos reforzarán su labor de sensibilización. La prevención es también un recordatorio de que la salud es una inversión a largo plazo. Igual que se insiste en revisiones periódicas o en la contratación de coberturas médicas que protejan a toda la familia, contar con un seguro de salud como Aura Seguros Salud permite anticiparse a problemas y acceder a atención especializada cuando más se necesita.
Un cambio cultural en marcha
Más allá de su carácter pionero, la ley busca generar un cambio cultural. Igual que ocurrió con el tabaco en espacios cerrados o con la obligatoriedad del cinturón de seguridad, la idea es trasladar a la sociedad un mensaje claro: las bebidas energéticas no son inocuas y su consumo en la adolescencia puede tener consecuencias graves. Asturias está a punto de convertirse en referencia nacional en la regulación de las bebidas energéticas. Una medida valiente, con detractores y defensores, pero que responde a una realidad. La norma llegará acompañada de sanciones, controles y campañas de educación, con el objetivo de proteger la salud de los más jóvenes y generar conciencia social. El tiempo dirá si logra cambiar hábitos, pero lo que ya es evidente es que, con esta decisión, el Principado se sitúa a la vanguardia en la defensa de la salud pública en España.