(dpa) – En el camino a la escuela o rumbo a una reunión con amigos, los padres no pueden acompañar siempre a los hijos cuando estos crecen y se vuelven más independientes. ¿Pero qué pasa cuando extraños se acercan y los tientan con dulces, o cuando alguien se acerca físicamente? Los niños deben saber cómo reaccionar.
«Si alguien quiere tocarlos o agarrarlos, deben decir ‘no’ en voz muy alta. Ya lo hemos practicado un par de veces», afirma Veronika Thiel, madre de mellizas de seis años. La mujer asegura que es importante que los niños conozcan sus propios límites.
«Mis hijas saben que son ellas quienes deciden sobre su cuerpo», dice. La mujer enseña a las niñas a gritar y a llamar la atención en caso de una emergencia. También en el jardín de infantes, las maestras han practicado extender las manos a los niños y decir «alto» si algo iba demasiado lejos.
Los niños suelen tener buen sentido para identificar en qué situaciones se sienten bien y en cuáles no, señala Ralph Schliewenz, psicoterapeuta para niños y jóvenes. El mensaje que los padres deben enviar a sus hijos es: «Escuchen sus propios sentimientos, estén alertas y atentos», recomienda el experto.
La psicóloga y terapeuta sistémica Kathrin Forch subraya en tanto que un buen sentimiento de autoestima ayuda a los niños a reaccionar cuando ocurre algo extraño. «Los niños seguros de sí mismos pueden decirle que no a un adulto mucho más fácilmente que los niños con poca confianza en sí mismos».
A menudo, los propios padres son demasiado confiados, dice Schliewenz. «En primer lugar, los adultos deben darse cuenta de que este mundo también encierra peligros. Si los adultos por alguna razón no tienen una buena sensación cuando el niño se va solo, deben escucharlo, aconseja el psicólogo.
Llegar a acuerdos claros a diario ayuda. «Mis hijos saben que ellos siempre deben permanecer juntos», señala Veronika Thiel.
La guardería también toma precauciones. En caso de lleguen personas que no son conocidas por los educadores, se les pide su identificación.
Forch afirma que los padres suelen sentirse inseguros de cómo deben hablar sobre el tema con sus hijos. La psicóloga aconseja integrar esta temática al diálogo diario para quitarles miedo y vergüenza a los niños. Así como aprenden a cruzar la calle sólo cuando el semáforo está en verde, también deben aprender a no interactuar con extraños.
Es un ejercicio de equilibrio para los padres fomentar la atención de sus niños, pero sin generar miedo. Schliewenz suele utilizar en su trabajo los términos de «secretos buenos y malos».
Según el psicoterapeuta, los pequeños tienen una comprensión intuitiva de qué significa esto: Los secretos buenos se sienten bien, los malos en cambio generan una sensación desagradable. Para ellos, el mensaje de los padres debería ser: «Puedes contarme cualquier cosa para deshacerte de esa sensación».
Las hijas de Veronika Thiel saben que pueden mantener para ellas los secretos con sus amigas. «Pero si alguien les pide explícitamente que no le cuenten algo a su mamá o incluso las amenaza de que si lo hacen pasará algo malo, entonces me lo tienen que contar rápidamente». La madre asegura que sus hijas pueden confiar siempre en ella. «Ellas saben que yo las apoyo si algo sucede».
Por Inga Dreyer (dpa)