(dpa) – Si bien muchos buzos y amantes del snorkel se sumergen en el mar en las vacaciones en busca de corales, éstos se pueden obtener también en un acuario de agua marina en casa.
Se trata de corales coloridos y fascinantes que no provienen de los mares mundiales, sino de cultivos. Para mantener sus majestuosos colores durante mucho tiempo, hay que brindarles a estos cnidarios la luz adecuada. De lo contrario, se mueren de hambre.
¿Cnidarios? Sí, estas formaciones no son plantas, sino animales que se alimentan de forma similar. Viven en simbiosis con algas unicelulares que se encuentran en los pólipos de los corales. Con la luz suficiente, forman mediante la fotosíntesis aminoácidos y glucosa, los alimentos que les permiten vivir a los corales.
Por eso no es necesario darles alimento adicional. Sin embargo, la necesidad de luz difiere de especie a especie. Por eso, hay que elegir la luz y el lugar en el que se ubicará el coral dependiendo de a qué especie pertenece. También es decisivo el espectro de la luz: muchos corales necesitan, por ejemplo, una combinación de luz azul y blanca.
La corriente de agua también es importante en un acuario de agua marina. Las bombas que simulan el movimiento del mar hacen que los corales tengan una circulación buena y continua de agua fresca. Esto permite limpar a los animales de desechos u otros elementos suspendidos y hace que sean provistos de oxígeno y sustancias nutritivas adicionales.
Para que estos cnidarios también despleguen sus colores intensos y en parte fluorescentes en los acuarios hogareños, también necesitan que se añadan regularmente oligoelementos al agua.
La mayoría de los corales están a gusto en el agua con temperaturas de 24 a 16 grados. Para los novatos en acuarios, se recomiendan los corales blandos y las gorgonias, ya que con más fáciles de cultivar.