Recién eliminado de la Champions José Mourinho le restará importancia al haber caído en octavos, de la que hace unos años decía que era «su» competición. Siete pecados comete el portugués al frente del United.
El primero de ellos es no afrontar la empresa Manchester United como un equipo campeón, y hacerlo pensar en pequeño, cuando es el equipo inglés con más ligas y cierto prestigio en Europa, con permiso del Liverpool y el Nottingham. El segundo, es conformarse o hacer que la afición se conforme con la Europa League de la temporada pasada, campeonato que le hizo ser participe en Champions después de un mísero 6º puesto en la Premier 2016/17.
El tercero, cuarto y quinto tienen nombres propios y de jugadores, desavenencias y caprichos propios de este singular técnico que devalúan al equipo. Juan Mata, suplente ante el Sevilla en Old Trafford, teatro de los sueños y esta noche de las pesadillas. El caso Pogba, extraordinario jugador venido a menos y cargado de presiones, lesiones y discusiones que en nada se benefician los Red Devil´s y que a nivel personal no dan buen caché al que en su día fue el fichaje más caro del mundo, ni él, ni Mourinho, ni la afición del Manchester merecen esto.
Y el siguiente Lukaku, descartado por el mismo Mou en el Chelsea, al que tachó de malo, y se convierte de la noche a la mañana en imprescindible para el luso, no hay quien lo entienda, ¿y que hay de Alexis?, ni está ni se le espera.
El sexto pecado del portugués es el más reiterativo, la apuesta rácana y sin brillo, futbolisticamente hablando que le han hecho caer ante un Sevilla que quiso mandar sobre la pelota. Una contradicción siendo Montella el entrenador hispalense, pero ha sabido manejar los tiempos y apoderarse de la intensidad durante el encuentro, más presión, más agilidad y sobre todo más efectividad de la que ya disfrutó en la ida, si no llega a ser por De Gea…por cierto el mejor de los suyos en la vuelta.
El último pecado es creerse por encima del bien y del mal, enamorarse de su propia leyenda le hace un flaco favor al fútbol. Mourinho conseguía éxitos a donde iba, títulos, elogios y un sinfín de respetos de los propios y de los rivales, algo que ya ha dejado de suceder, algo que ya hace que sólo se le preste atención en las salas de prensa y así no.
Todos los que alguna vez nos maravillamos de sus logros le instamos a que recapacite y vuelva a lo que fue, descarado, valiente, motivador…pero sobre todo demostrando esa capacidad de adaptación a cualquier contratiempo, en fin, que vuelva ser quien fue, más que en lo que se convirtió, porque sino estará más cerca del octavo pecado, o mejor pregunto, ¿Por qué?.
Loren Castro