París, 14 mar (dpa) – Isabelle Huppert es conocida en todo el mundo pero poco se sabe de ella. Ha actuado en más de 100 películas y casi siempre encarnando a los personajes más difíciles e inescrutables.
El mes pasado estuvo en la Berlinale con «Eva», en la que encarnó a una prostituta de lujo. En el drama «Elle», del realizador Paul Verhoeven, interpreta a una mujer de mediana edad que sufre una violación pero se niega a acudir a la policía. Nadie quería ese papel, pero la francesa, que el viernes cumple 65 años, sí.
Parece que una de sus máximas es hablar poco de sí misma. Y en los últimos meses fue su hijo Lorenzo, de 32 años, el que lo hizo. En declaraciones a la revista «Gala», dijo que no tenía la impresión de que su madre hubiese tenido una vida diferente a la de otras madres. Siempre lo protegió y procuró que llevase una vida normal, como el resto de sus compañeros de clase.
Según señaló la revista, la declaraciones de Lorenzo hicieron que se desdibujara la imagen de una actriz fría y severa. Lo mismo sucedió cuando habló de ella su amiga Mélita Toscan du Plantier. La actriz levanta el teléfono y puede conversar con los mejores directores del mundo, pero por sus hijos lo dejaría todo de inmediato, dijo la viuda del productor Daniel Toscan du Plantier.
Huppert estuvo con Plantier antes de conocer a Ronald Chammah, su marido y el padre de sus tres hijos. Pareja desde hace décadas, la actriz y Chammah, nacido en Líbano, se conocieron en 1982. Un año después nacería Lolita, Lorenzo llegó al mundo en 1986 y Angelo en 1997. Con su marido, que en la actualidad tiene 67 años, rodó la única película que él dirigió: el thriller «Milan noir», con el portugués Joaquim de Almeida dándole la réplica.
Huppert ha actuado además en varias ocasiones con su hija Lolita. En 2010 rodaron juntas «Copacabana», una cinta sobre una madre atípica, cuya hija se avergüenza de ella. La relación madre e hija también se abordaba en «Barrage». Rodar juntas realmente le divierte, dijo recientemente Huppert, quien señaló además que incluso le apetece dirigir a su hija.
Seguirá siendo una incógnita si las distancias que mantiene son sólo una forma de protección, pero en el cine esa característica la han convertido en una estrella. Esos papeles físicamente y emocionalmente complejos son la especialidad de Huppert.
Y por ello Huppert ha sido distinguida en diversas ocasiones. Por su papel de «La pianista» en la película de Michael Haneke obtuvo en 2001 el premio a la mjor actriz en el Festival de Cannes. Interpreta a una mujer fría y reservad con tendencia sadomasoquista.
Ya en 1978 se hizo con ese premio a la mejor actriz en el prestigioso certamen francés por «Violette Nozière», de Claude Chabrol. En ese melodrama con estructura de thriller interpreta a una joven que deja la casa de su padres en mitad de la noche para conocer hombres. Por «Elle» recibió en 2017 numerosos premios, entre ellos el Globo de Oro a la mejor actriz, así como el César, el equivalente al Oscar francés.
Hija de un empresario y una profesora de inglés, ya de pequeña tomaba clases de interpretación. El éxito lo comenzó a vivir poco después de cumplir los 20, con «La dentellière», de Claude Goretta, un drama en que encarna a una joven que no supera un ruptura sentimental y entra en un psiquiátrico. Huppert descubrió bien pronto los papeles que mejor le iban.
Por Sabine Glaubitz (dpa)