Bruselas, 14 mar (dpa) – La opinión publica es más consciente del acoso sexual desde que comenzó el movimiento de denuncias #MeToo. Sin embargo, en la calle siguen escuchándose comentarios ofensivos y teniendo lugar tocamientos indeseados. Ahora, las mujeres en la capital belga se defenderán con una app.
La aplicación «Touche pas à ma pote» («No toques a mi amiga») está disponible desde de la semana pasada. Con ella, las mujeres que sufran acoso sexual podrán denunciarlo de forma anónima apretando un botón. Entonces, las demás personas que estén registradas en la app y que se encuentren cerca, recibirán un aviso y podrán ayudar a la víctima, por ejemplo, como testigo. Estos «ángeles callejeros», como se les llama en la app, pueden ser tanto hombres como mujeres.
Aunque en la práctica la app no siempre funciona porque a veces la ayuda llega cuando los agresores ya se han marchado, la información almacenada sí que puede ser de mucha utilidad. Las mujeres pueden ver sobre un mapa dónde se han registrado denuncias en el pasado y la Policía puede servirse de esta información para adaptar sus rutas. Además permite saber cuáles son las formas más comunes de acoso.
Una organización de sociedad civil y la política de Bruselas Bianca Debaets han desarrollado la app basándose en otra utilizada en Francia. Debaets explicó en Twitter su motivación: «Como tantas otras mujeres, estoy cansada de determinados hombres que importunan o insultan a las mujeres en la calle».
En la app francesa «Hands Away», disponible desde octubre de 2016, ya hay 10.000 «ángeles callejeros» registrados y las usuarias ya han denunciado 8.500 casos.
También hay otras partes en las que se usan apps para luchar contra el acoso sexual: «Safecity» ya se utiliza en 50 ciudades de India, Kenia y algunos otros países.
En Alemania, la iniciativa #KeineKleinigkeit (Ninguna tontería) ofrece también en su aplicación web la opción de denunciar casos de acoso por categorías. En el caso de acoso sexual físico distinguen entre: persecuciones, cortar el camino y tocamientos indeseados. Y entre los tipos de acoso verbal se encuentran los gestos vulgares, las miradas inapropiadas y los silbidos. Con ello queda claro que el acoso sexual se manifiesta de múltiples formas.
«Por desgracia no existe la seguridad absoluta», cuenta la secretaria general de la organización de ayuda a víctimas de acoso Weißer Ring, Bianca Biwer. Ella recomienda a las mujeres seguir su instinto y su intuición, y huir de las situaciones en las que se sientan incómodas lo antes posible.
Y por supuesto si son atacadas gravemente, deben llamar a la Policía, destaca. O avisar a los demás peatones si no pueden alcanzar su celular.
Debaets, secretaria de Igualdad en Bruselas, no cree que la app belga sea una panacea: «No es ninguna solución milagrosa», dijo según la emisora RTBF. Pero es importante que no solo se vea «la punta del iceberg», sino lo que realmente ocurre y dónde, explicó la política.
La app está disponible en toda Bélgica, pero se centra especialmente en Bruselas, explica Bebaets. Parece que en la capital muchas mujeres ya han sufrido acoso en algún momento.
Según una encuesta encargada por la propia política a la Universidad de Gante, casi nueve de cada diez mujeres (el 86 por ciento) han sufrido intimidación sexual en la calle o el metro de Bruselas. Y tan solo el 3,6 por ciento de las 400 mujeres encuestadas lo denunció. No se ha hecho nada durante demasiado tiempo, destaca Debaets. Ahora, las autoridades podrán tomar medidas basándose en los datos recogidos por la aplicación.
Por Tom Nebe (dpa)