(dpa) – Asistente de aparcamiento, control automático de la distancia, avisos previos a una colisión: los sistemas de asistencia al conductor están pensados, sobre todo, para aumentar la seguridad vial.
Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que la excesiva dependencia de las ayudas digitales podría estar llevando a la gente a conducir de forma más temeraria en relación al resto de vehículos:
Científicos de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos) afirman que el paso a la tecnología de conducción asistida no solo aumenta la tensión al volante, sino que podría hacer que las personas sean aún menos cooperativas en el tráfico.
«Algunos sistemas de asistencia al conductor pueden socavar las normas sociales que promueven una conducción segura», afirma el equipo en un estudio publicado en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences».
El equipo de la CMU organizó experimentos con 300 personas, a las que hizo jugar al juego de la gallina, en el que tenían que llegar al extremo opuesto de la pista en 30 segundos sin chocar con el vehículo de su compañero.
Los participantes de un grupo que contaba con mecanismos de asistencia «conducían de forma temeraria, aumentando la velocidad y evitando a duras penas las colisiones en el último momento», constataron los investigadores, observando un contraste con otros participantes que reducían la velocidad, realizaban giros y se comunicaban con sus compañeros.
Según el estudio, aunque la tecnología de conducción autónoma o asistida resulta prometedora para «reducir los accidentes debidos a errores humanos», al mismo tiempo parece «erosionar la cooperación humana, especialmente cuando la toma de decisiones sociales se delega en las máquinas».