(dpa) – ¿Cuán diferentes pueden ser los labios de la vulva? ¿Por qué antes se rechazaba en Europa la comida cocinada por mujeres menstruantes? ¿Y por qué todo niño puede dibujar un pene, pero no todos los adultos pueden dibujar una vulva?
Las fundadoras del Vagina Museum de Londres, por ahora el único de su tipo en todo el mundo, buscan visibilizar la anatomía, la sexualidad y la historia femeninas e informar acerca de todos estos temas. Pero esto parece ser más difícil de lo que esperaban.
Desde hace décadas existe un Museo del Pene en Islandia. En tanto, el primer museo sobre la vagina de todo el mundo tuvo su sede en una calle lateral poco llamativa en el barrio de Bethnal Green, en el este de Londres. En el medio se observaba un enorme tampón cubierto de lentejuelas rojas. Una obra de arte de la artista británica Sam Dawood que hace alusión a la menstruación. La exposición en sí, en tanto, abordaba los mitos sobre la sexualidad femenina.
También exponía una encuesta según la cual más de la mitad de la población británica no pudo señalar correctamente la entrada de la vagina en el dibujo de una vulva. Esto se debe a que muchas personas creen que «vagina» es el nombre que reciben los órganos sexuales femeninos exteriores. Pero estos reciben el nombre de vulva. La vagina, en cambio, es un órgano sexual interno.
Sin embargo, esta exposición no existe más: debido a problemas con el alquiler, las responsables tuvieron que abandonar el espacio a principios de febrero. Sin embargo, no hubo falta de interés: en los dos últimos días, el museo estuvo a rebosar y hubo que asignar franjas horarias para recibir a todo el mundo.
La historiadora alemana Anina Falasca tuvo una experiencia similar. La especialista trabajó en la reformulación de la exposición permanente sobre sexualidades en el Museo de la Higiene en Dresde, y según cuenta, el programa educativo asociado es el más popular de todo el museo, con más de 300 reservas al año. Sin embargo, sabe bien que no siempre es fácil imponerse con este tema.
La historiadora cree que el cierre temporal del Museo de la Vagina de Londres puede ser considerado «emblemático». «Las representaciones placenteras y empoderadoras de la sexualidad siguen estando subrepresentadas y suelen ser calificadas de ‘sexualización precoz’, demasiado exigentes para los jóvenes u obscenas», afirma Falasca en una entrevista con dpa.
En su opinión, estas representaciones subsisten apenas en proyectos temporales o exposiciones especiales. Por otra parte, son habituales las representaciones sexistas.
En Dresde, la sexualidad tiene un lugar firme en el museo. Allí, las exposiciones no versan solo sobre anatomía sino que también transmiten la mayor variedad y diversidad sexual posible. La historiadora Falasca, que participó en este concepto, considera que los museos son el lugar perfecto para la educación sexual.
Explica que, por lo general, gozan de un alto nivel de confianza y son respetados socialmente. Además, son fácilmente accesibles y en ellos todo el mundo puede abocarse a los aspectos que más le interesan, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en las clásicas lecciones escolares.
El equipo en Londres no abandona las esperanzas. «En Bethnal Green demostramos cuánto necesita y quiere el mundo un Museo de la Vagina», afirma en su página web. Añade que está orgulloso de haber recibido a más de 40.000 visitantes.
Ahora, el museo busca cumplir con su misión -transmitir conocimiento, combatir estigmas y ser un espacio de intercambio- lo mejor posible de forma online. Mientras tanto, sus fundadoras buscan una nueva sede. Necesitan al menos 1.500 metros cuadrados que estén bien conectados y, por supuesto, cuyo alquiler puedan pagar.
Por Larissa Schwedes (dpa)