(dpa) – Las mujeres en Francia cuentan con más libertades que la mayoría de sus congéneres en otros países cuando se trata de la cantidad de ropa que visten, o al menos eso señala una generalización común sobre la cultura playera de esa nación sobre la arena.
Sin embargo, la permisiva cultura del topless para tomar sol en Francia parece estar llegando a su fin en la era de las cámaras de los teléfonos inteligentes, según reveló una reciente encuesta.
Bañarse en topless se convirtió en algo mucho menos popular de lo que fue durante décadas, de acuerdo con el diario «Le Parisien». El periódico cita un sondeo del instituto de investigaciones demoscópicas Ifop, en el que muchas mujeres afirman que temen quedar expuestas en fotos en las redes sociales.
De acuerdo con esta encuesta, solamente el 19 por ciento de las mujeres francesas se inclina por entrar al agua sin ponerse la parte de arriba de sus bañadores, en comparación al 34 por ciento hace 12 años atrás.
En el grupo de mujeres menores de 50, la proporción de las que optan por nadar en topless cayó del 43 por ciento en 1984 a solamente el 16 por ciento hoy en día. El periódico agrega que este declive se registró durante años de manera continuada.
Según el sondeo, una de cada dos mujeres menores de 25 teme convertirse en víctima de violencia sexual o física o tiene miedo de que hombres las miren fijamente mientras se bañan en topless.
A casi una de cada dos mujeres jóvenes también les inquieta que una foto suya acabe en Internet si se quita la parte de arriba en lugares públicos como las playas.
«Al no mostrarse en topless, estas jóvenes mujeres parecen haber internalizado los riesgos que pesan sobre todas aquellas que intentan liberarse de las reglas de recato impuestas a las mujeres en lugares públicos», apuntó el director de estudios de Ifop François Kraus a «Le Parisien«.
Mientras que las mujeres más jóvenes entrevistadas por el diario reportaron principalmente incomodidad tras quitarse su parte de arriba, una maestra jubilada consideró que esta evolución es «triste y frustrante».
«Nosotros, la gente mayor, luchamos por darle a las mujeres todas estas opciones: aborto, tomar la píldora, trabajar sin el permiso del hombre, así como también el derecho de mostrar el propio cuerpo como hacen los caballeros», afirmó.