(dpa) – La visita al Beguinaje de Brujas se asemeja a un viaje al pasado. El cielo se tiñe de rojo. Una religiosa se abre camino entre las hojas que crujen. Por lo demás, reina el silencio. Aquí convivían antes las mujeres solteras que apreciaban una vida autónoma en la ciudad. Actualmente el refugio es habitado por las hermanas de la Orden Benedictina y mujeres solteras de Brujas.
Entonces bien podría pensarse que todo se vuelve posible. Incluso que el pintor flamenco Jan van Eyck (1390-1441), con su sombrero rojo burdeos y similar a un turbante, aparezca doblando la esquina y arroje una mirada crítica a los viajeros del tiempo del siglo XXI.
El 2020 es el Año Jan Van Eyck en Flandes. Y Gante, ciudad vecina de Brujas, promete «la mayor exposición de Jan van Eyck que jamás haya existido». Además se organizaron otras muestras y conciertos, representaciones teatrales, fiestas y actividades en los barrios.
EL LEGADO DE VAN EYCK
Van Eyck falleció en Brujas en 1441. La ciudad de Flandes Occidental conserva dos de sus cuadros en su Museo Groeninge y, por lo tanto, posee el diez por ciento de su obra total, de no más de 20 piezas.
Uno de los cuadros es un retrato de su esposa Margareta a los 33 años. Con una sonrisa implícita y una mirada ligeramente burlona, contempla al observador. El otro es una de sus obras centrales, su pintura más grande tras el altar de Gante: «La Virgen del canónigo Van der Paele», que fascina con su estilo extremadamente realista.
GRANDEZA EN EL PASADO, ESPLENDOR HASTA EL PRESENTE
El artista pasó su vida en un país que ya hace tiempo no existe: el ducado de cuento de hadas de Borgoña. Otrora una de las naciones más poderosas de Europa, su corazón estaba en la actual Bélgica. Y las bellezas de sus localidades Brujas y Gante sobrevivieron el paso de los siglos.
La principal obra de Van Eyck, el Altar de Gante, sigue estando incluso en la iglesia donde fue festivamente inaugurado en 1432, la Catedral de San Bavón. La técnica allí utilizada fue tan revolucionaria que hoy en día el altar es celebrado a veces como acto fundador de la pintura moderna. Van Eyck fue pionero en muchos campos y está considerado uno de los primeros pintores de paisajes.
El efecto sobre los espectadores de entonces debe entenderse aproximadamente como si de golpe se les mostrara una foto de alta definición del siglo XXI. Cuanto uno más se acerca a las 20 tablas que componen el altar, se van separando en miniaturas más pequeñas.
Además de la maestría estilística, la complejidad del contenido se presenta en forma de un programa pictórico teológico que no ha sido completamente descifrado hasta hoy y representa uno de los grandes misterios de la historia del arte.
Actualmente se construye en la zona posterior de la catedral un nuevo centro de visitantes para el Altar, que abrirá el 8 de octubre de 2020. Allí el público recibirá lentes de realidad aumentada y podrá mirar a su alrededor como Jan van Eyck y sus contemporáneos.
UNA EXPOSICIÓN EXTRAORDINARIA
El mayor acontecimiento del año dedicado al artista es la muestra «Van Eyck. Una revolución óptica», del 1 de febrero al 30 de abril en el Museo de Bellas Artes (MSK) de Gante. Allí se reunirán diez obras del pintor, o sea la mitad de su obra completa.
Además se les sumarán unas 100 piezas de su atelier, copias de obras perdidas y trabajos de sus contemporáneos de la Baja Edad Media. El centro de la muestra serán las tablas exteriores restauradas del Altar de Gante.
Al inicio de las labores de restauración, los expertos constataron que el 70 por ciento de las imágenes del altar habían sido pintadas por encima durante restauraciones anteriores. Pero afortunadamente por debajo estaba la capa de pintura original, explica la jefa del proyecto, Hélène Dubois.
Y puntualiza que la restauración a su estado original no solamente permitió que se vieran colores mucho más fuertes y brillantes, sino que también sacó a la luz más detalles y un mayor efecto de profundidad. De esta manera, Dubois indica que se podrá ver la obra por primera vez en siglos tal como la contemplaban Van Eyck y sus contemporáneos. El Altar es actualmente una reliquia nacional.
«Van Eyck tenía un increíble don de observación, él veía todo», complementa Frederica Van Dam, una de las curadoras de la muestra. Además, apunta que la exposición dejará en claro que Van Eyck estuvo en contacto con otros artistas de la corte de Borgoña, pero también con científicos, intelectuales y técnicos de diversas disciplinas, cuyos conocimientos incorporó en sus pinturas.
Por Christoph Driessen (dpa)