(dpa) – El comportamiento de los turistas durante sus vacaciones afecta al medio ambiente y a la población local, por eso muchos viajeros buscan alojamientos que sean verdaderamente sostenibles, para lo cual hay sellos, certificados y etiquetas que les ayudan a elegir.
Elegir una cadena hotelera, una pensión familiar o un resort respetuoso con la naturaleza se complica cuando nos encontramos con estas certificaciones, que nos recuerdan un poco a las que nos encontramos en un supermercado. Sin embargo, no todas son reales.
Para empezar, hay que tener en cuenta que existen certificados regionales, especializados e internacionales. Algunos se basan en criterios ecológicos y otros cumplen con los preceptos de la sostenibilidad, incluidos los factores sociales y económicos.
En el sitio web de Forum Anders Reisen, una Asociación de agencias de viajes sostenibles, se pude consultar una guía para salir vivo de la jungla de las etiquetas, en la que se obtiene una buena perspectiva del mundo de las certificaciones ecológicas. Es importante leer el contenido de la etiqueta, pero ¿cuáles son los criterios para comprender la descripción?
«La etiqueta debe ser certificada por un tercero neutral. Si no es transparente, no es serio», explica Randy Durband, Director Gerente del Consejo Mundial de Turismo Sostenible (GSTC por sus siglas en inglés), el mayor grupo de interés internacional del turismo sostenible y que examina quién y qué hay detrás de cada etiqueta.
Los detalles cuentan
«Básicamente, es preferible cualquier hotel comprometido con los estándares ecológicos y sociales, si así lo expresa claramente en su filosofía», dice Petra Thomas, Directora General de Forum Anders Reisen. «Pero, por supuesto, la seriedad que proporciona la aplicación (de esta filosofía) es importante». Sobre el terreno no es tan fácil ver la sostenibilidad del alojamiento, ya que son las pequeñas cosas las que marcan la diferencia.
En el interior de la habitación, ¿hay zapatillas de ducha de plástico embolsadas en plástico sin haberlas pedido? ¿Hay botellitas de jabón y champú de uso individual? Al entrar, ¿está funcionando el aire acondicionado? ¿Las toallas son cambiadas a diario aunque el huésped deje claro que no lo necesita?
Sobre las instalaciones, ¿la arquitectura y los materiales de construcción se adaptan al entorno? ¿El alojamiento se encuentra en una zona afectada por la sequía y tiene una gran piscina?
Si este tipo de observaciones se van acumulando, un huésped concienciado debe señalarlo y más todavía si el alojamiento tiene un certificado medioambiental. Si los clientes demuestran que la sostenibilidad es importante para ellos, los operadores hoteleros pueden tomar nota e introducir cambios.
¿Hoteles ecológicos con todo incluido?
A menudo surgen las contradicciones. «Algunos alojamientos ecológicos se encuentran en zonas remotas a las que se llega en helicóptero, por ejemplo. Eso no es sostenible», dice Monshausen.
Muchos alojamientos se autodenominan «eco-alojamientos» o algo similar, pero los viajeros no pueden confiar en esta calificación. También hay aspectos culturales y económicos: ¿El alojamiento es inclusivo con la población local? ¿Se dan propinas en los restaurantes fuera del hotel y se proporcionan guías locales?
Establecimientos familiares en lugar de cadenas hoteleras
«Si los edificios realmente reflejan el concepto ecológico en todas sus facetas, es un buen punto de partida», asegura Thomas.
«Recomendamos alojamientos gestionados por propietarios locales en lugar de cadenas hoteleras internacionales. Así el dinero se queda directamente en el lugar», prosigue, ya que esto promueve el crecimiento económico local.
Cuestionar las propias exigencias
La pregunta para los turistas es: ¿Tienen que redefinir totalmente su ideal de vacaciones si quieren un alojamiento sostenible? «Una gestión consciente y sostenible puede lograr mucho sin que el huésped tenga que renunciar a comodidades», dice Monshausen.
«Viajar de forma sostenible significa estar más atento, cuestionarse las cosas y tomar decisiones conscientes», dice la profesora Louisa Klemmer, vicerectora en la Universidad alemana del Harz. La cuestión es si realmente es necesario el aire acondicionado y una piscina en unas vacaciones sostenibles.
Por Christina Weise (dpa)