LOS ÁNGELES (dpa) – Nueva York no solo es Manhattan y bien lo sabe el séptimo arte, que además de explorar la tierra de los rascacielos supo crear un género de barrio, de Queens a Brooklyn, de donde ahora surge un nuevo título: «The Drop», un thriller de los que saben a cine de calidad.
A primer golpe de tráiler, esta cinta del director belga Michaël R. Roskam recuerda a «Goodfellas», el filme de gánsgters que se fue perpetuando en el tiempo de la mano de Martin Scorsese y sus chicos, Robert De Niro, Ray Liotta y Joe Pesci, con una trama en torno a pistoleros también, pero esta vez de Brooklyn y no de Queens.
También hay un bar por donde pasan los matones de barrio y sus bandas organizadas de criminales, un lugar donde depositan la clase de dinero que no se puede meter en un banco, con transacciones constantes y cambio de manos perpétuo. El problema surge cuando se produce un robo a mano armada y el personaje que interpreta Tom Hardy, el barman Bob Saginoswki, acapara todas las miradas.
Junto al hombre que maneja los destinos del bar y del negocio, su jefe y primo Marv, interpretado por el fallecido James Gandolfini, trata de encontrar a los asaltantes y recuperar el dinero, aunque la empresa no resulta fácil mientras van saliendo a flote problemas del barrio que parecían haber quedado en el pasado. El reparto lo completan Noomi Rapace, Matthias Schoenaerts, Ann Dowd y John Ortiz.
Roskam, que en poco tiempo se ha hecho un hueco en Hollywood pese a que solo tiene tres películas en su haber y dos, contando «The Drop», aún están pendientes de estreno. Con su debut «Bullhead», logró estar nominado a un Oscar como mejor cinta extranjera en 2012, un logro para Bélgica y motivo suficiente para que fuera invitado por la Academia de Hollywood a convertirse en uno de sus miembros.
Eso le ha ayudado, sin duda, a que su película llegue con la aureola de quien sabe hacer bien las cosas: además de competir por la Concha de Oro en el próximo Festival de Cine de San Sebastián, también se la espera estos días en Toronto.
Sobre su película, el realizador europeo entiende que se trata de «un ejercicio de calor», un fuego en ascensión «que necesita tiempo por el calor que genera». Pero más que de su trabajo, está especialmente orgulloso del papel de su actor principal, un Hardy que cree que hay firmado su mejor desempeño hasta la fecha en un largometraje. «El público se emocionará con su papel», explica Roskam. «Y la película funciona porque es muy oscura. Uno de mis productores me dijo: No se puede ser más oscuro que eso en Hollywood».
De Hardy dice que tiene fama de ser complicado en los rodajes, «pero al mismo tiempo es un hombre dulce». Eso sí, advierte que fue cauto con su figura al principio, estudiándose los dos con detenimiento «como dos perros» para, al final, acabar entendiéndose muy bien.
Fue un personaje difícil de interpretar por ser el de un hombre que se encuentra en medio de los asuntos de la mafia, pero al que solo le interesa trabajar. Después se acaba viendo sometido por sus prácticas y salpicada por sus crímenes, sin poderse escapar del pequeño infierno al que tiene que sobrevivir.
Al lado tiene al maestro Gandolfini, un genio de la pequeña pantalla por su trabajo en «The Sopranos» cuya súbita muerte a los 51 años sacudió al mundo en junio de 2013. Esta será, pues, una cinta especial puesto que fue su último trabajo, haciendo, como no podía ser de otra forma, de mafioso italiano, un papel que manejaba a la perfección.
Por Liliana Martínez-Scarpellini