(dpa) – Quien ya ha experimentado el colorido espectáculo de las luces nocturnas del famoso Las Vegas Boulevard, una de las calles más fotografiadas y visitadas del mundo, no se deja impresionar por el aspecto de un prototipo normal. Evidentemente, la alemana Vokswagen lo sabe, y para el estreno mundial camuflado de su ID.7 ideó algo especial.

Antes de que el prototipo se desvele finalmente en el segundo trimestre del año y se lance antes de finalizado el mismo como alternativa eléctrica al Passat, el ID.7 se presentó en la CES 2023 de enero con un camuflaje especial con efectos lumínicos que cambian de color.
Para hacerlo posible, VW aplicó más de 40 capas diferentes de pintura, algunas de ellas electroluminiscentes, convirtiendo a la berlina en un camaleón entre los eléctricos. La estética del sedán eléctrico estaba así en perfecta consonancia con las tendencias actuales.
«Porque la paleta de colores en nuestras carreteras vuelve a ser más variada», afirma Mark Gutjahr, responsable de Diseño del proveedor mundial de soluciones para superficies BASF Coatings, con sede en la ciudad alemana de Münster. «Con la creciente electrificación del automóvil, hay cada vez más modelos que se disputan la atención y también fabricantes nuevos que entran en juego. Esto se refleja también en el abanico de colores», afirma el diseñador, y da fe de la valentía de colegas y fabricantes para utilizar tonos llamativos.
Así y todo, ya sea en tono pastel o tradicional, mate o brillante, en realidad solo hay un color de moda en este momento, al menos en sentido figurado: el verde. «En la búsqueda de la menor huella de carbono posible y, en última instancia, de una producción climáticamente neutra, la atención se centra cada vez más en los recubrimientos», afirma Marco Benen, de la división de Sostenibilidad de BASF Coatings.
El ejecutivo explica que el sector apenas puede evitar los productos químicos y solo unos pocos componentes pueden sustituirse por materias primas renovables. Sin embargo, añade, a través del acortamiento de las cadenas de suministro, la utilización de energías sostenibles y la consideración de las emisiones de CO2 como criterio de selección de los componentes de la pintura, sin duda se puede reducir la huella de carbono del recubrimiento.
Sin embargo, casi más importante que los componentes de la pintura es su procesamiento, explica el experto. Al fin y al cabo, las distintas capas se aplican en la chapa a altas temperaturas.
«Si se elimina una capa o se reduce la temperatura del proceso unos pocos grados, pueden ahorrarse cantidades significativas de CO2 a lo largo del año», afirma Benen.
El sector automotor está haciendo otra contribución a la sostenibilidad con capas de pintura que pueden repararse solas. Como al menos los pequeños arañazos vuelven a cerrarse por sí solos bajo el calor del sol, no es necesario volver a pintar todos los componentes dañados, afirma el experto de BASF Matthijs Groenewolt, que se dedica a investigar los recubrimientos transparentes. Estas lacas ahorran dinero al cliente y emisiones de CO2 al medio ambiente.
Sin embargo, los investigadores de Münster no solo tienen que hacer justicia a la creciente conciencia medioambiental. Según Michaela Liese, también les mueve una segunda tendencia, aunque a primera vista no tenga nada que ver con el color. «Se trata de los sistemas de asistencia al conductor e incluso la conducción autónoma», explica la responsable del Color Center Europe de BASF Coatings.
Para que los coches acaben encontrando el camino correcto por sí solos, los sistemas se basan principalmente en el lidar, el radar y las cámaras. «Y los dos primeros funcionan mejor con unos colores y peor con otros», explica la experta.
Su tarea es investigar pinturas especiales que dificulten lo menos posible la salida de las ondas de los vehículos emisores y las reflejen especialmente bien en los vehículos receptores. «Y lo ideal, por supuesto, es que una pintura cumpla ambas propiedades, porque todo vehículo emisor puede ser también receptor y viceversa», precisa Liese.
Volkswagen no ha sido el único fabricante que se presentó en la CES con un prototipo variopinto. La compañía bávara BMW exhibió por segundo año consecutivo un coche de exposición que utiliza la tecnología de tinta electrónica conocida por los libros electrónicos.
Sin embargo, mientras que el año pasado el vehículo cambiaba su color exterior pasando de blanco a negro y viceversa, este año la experiencia también estuvo disponible en color, en casi tres docenas de tonos diferentes y con aún más motivos.
«La respuesta fue tan abrumadora que quisimos ampliar el concepto», afirma la directora del proyecto, Stella Clarke: «Igual que se elige la ropa por la mañana según el estado de ánimo, también se puede cambiar el color del coche de acuerdo con este y hacer de él una expresión de la propia personalidad».
Sin embargo, el tema de la sostenibilidad también está presente, asevera el jefe de Desarrollo de BMW, Frank Weber, y explica que la ventaja de la tecnología de tinta electrónica es que el cambio de color es prácticamente neutro en términos de energía: «Solo se necesita electricidad para cambiar de un color a otro, luego el nuevo color permanece sin requerir energía alguna». Ya sea amarillo limón, berenjena o rojo fresa, el estudio Vision Dee de BMW también es básicamente un coche verde.
Por Thomas Geiger (dpa)