Por Florian Sanktjohanser (dpa)
ERICEIRA, Portugal (dpa) – El 30 de julio de 2012, policías armados con fusiles acabaron con el sueño de una apacible experiencia de surf bajo el sol portugués. «Arrancaron las puertas y las ventanas de las cabañas de madera y colocaron una cerradura en la puerta del campamento de surf», relata Tiago Oliveira, que había inaugurado en el año 2000 el campamento en la playa de Ribeira d’Ilhas.
«Pocas horas después, los noticieros televisivos difundieron lo ocurrido». Y es que Ribeira d’Ilhas no era uno más entre los muchos campamentos de surf en Portugal: era el centro y el alma de la primera reserva de surf de Europa.
En octubre de 2011, la asociación Save the Waves designó a Ericeira como World Surfing Reserve. La idea fue crear una especie de patrimonio de la humanidad en el mundo del surf. Un total de 120 localidades habían presentado su candidatura. Finalmente, la asociación estadounidense eligió este pueblo de pescadores, situado 50 kilómetros al norte de Lisboa. Y es que en Ericeira se concentran siete olas de clase mundial en sólo cuatro kilómetros, entre Padra Branca y Sao Lourenço. La más famosa es Ribeira d’Ilhas.
Hasta hace pocos años, los profesionales del surf participaban aquí en una de las competiciones de las World Qualifying Series. Y por la noche los surfistas se reunían en el campamento. «Muchos padres venían porque aquí sus hijos podían correr libremente por el lugar», relata Oliveira. Dos jóvenes belgas vendían en un caravana pizzas, había conciertos y fiestas reaggae. «Era un lugar de hippies», dice Oliveira. «A los políticos, sin embargo, no les gustan los hippies».
Ahora hay una fila de estériles cajones de madera colocados frente a un gigantesco aparcamiento en la bahía. Las persianas están bajadas. Originalmente estaba previsto que el complejo, con cinco restaurantes, tiendas y duchas,fuese inaugurado en mayo de 2013. Sin embargo, Tiago Oliveira canceló la fiesta. «Este sigue siendo mi terreno», dice. «La expropiación se está dirimiendo ante el tribunal y el fallo puede tardar cinco años».
La nueva reserva no pudo proteger el centro de la cultura surfista en Ericeira. Sin embargo, Diogo Sarmento espera que al menos conserve la naturaleza. Este hombre de 51 años, que lleva gafas espejadas y cuyas rizos grises llegan hasta el cuello, fue uno de los primeros surfistas en Ericeira y conoce todas las olas en este lugar.
En el año 1967, una furgoneta Volkswagen con la pegatina de un canguro en la luneta trasera frenó en Ericeira. Cinco australianos bajaron del vehículo y practicaron el surf cerca de Praia dos Pescadores. Los pescadores estaban consternados. Creían que los hombres estaban en peligro. Poco después, sin embargo, los jóvenes del pueblo empezaron a emular a los australianos.
Nick Uricchio llegó en 1978 por primera vez a Ericeira y se quedó. «En aquel entonces, Portugal aún era un territorio sin explorar para el surf», relata. «Me gustó mucho y me encontré con gente simpática». Uricchio construyó un taller y comenzó a fabricar tablas de surf. «Desde el punto de vista comercial, esta fue entonces una mala decisión», reconoce. «Ericeira era un pueblo de pescadores. No había trabajo y las calles estaban en mal estado. Mi material y mis clientes estaban en Lisboa. Sin embargo, en cuanto a la calidad de vida fue una decisión muy buena».
Uricchio ve con preocupación la transformación del pueblo de pescadores en centro del surf en Portugal. Desde hace cinco años son cada vez más los turistas que llegan a Ericeira para practicar el surf en las famosas olas, dice. Actualmente, las playas están abarrotadas. «Necesitamos algún tipo de control», exige Uricchio. Por ejemplo, un límite para el número de estudiantes de surf. «Si la gente viene aquí en avión y apenas ve una ola durante una semana, entonces vuelve a casa frustrada».
Coxos es la vaca sagrada de los surfistas en Ericeira y todo menos que un lugar apto para principiantes. «Por supuesto que Coxos es la mejor ola, la más loca», dice Sarmento. Sobre todo cuanto el oleaje viene del noroeste. «Si embargo, aquí hay que tener paciencia, mostrar respeto y no lanzarse al mar con la intención de domar la primera ola. Y cuando ya hay 50 surfistas en el agua, es mejor ir a otro lugar. Si Coxos funciona, todas las demás olas funcionan».
En el pasado, la Asociación de Surfistas Profesionales (ASP) quiso coinvertir a Coxos en estación del Campeonato Mundial, pero los surfistas de Ericeira se opusieron. Ni siquiera al club de surf local le está permitido organizar aquí competiciones.
Sin embargo, esa negativa no impidió que la industria del surf anexionara a Ericeira. El «boom» del surf en esta localidad sigue. Y la designación de Ericeira como reserva del surf da un impulso a este auge. Por esto, Nick Uricchio ve la reserva con sentimientos contradictorios: «Llama más la atención y, por ende, atrae a más turistas para quienes hay que construir más instalaciones».
Nada que ver, sin embargo, con la masiva afluencia de turistas a las Islas Baleares. En la Plaza de la República, los ancianos están sentados bajo plátanos y faroles de hierro fundido, dan de comer a las palomas y observan con indiferencia a los turistas que pasan delante de ellos vestidos con sudaderas con capucha, pantalones cortos y chanclas. «Aquí somos gente amable, relajada», dice Diogo Sarmento. «No queremos luchar». Sus palabras suenan como una súplica.
INFORMACIÓN BÁSICA: Ericeira
Cómo llegar: En avión a Lisboa. Desde allí, varios autobuses de la línea Mafrense viajan diariamente a Ericeira. El viaje dura poco más de una hora.
Cuándo viajar: La mejor época para el surf es el período comprendido entre marzo y finales de octubre. En verano, la temperatura del Atlántico puede subir a 20 grados. Las olas son pequeñas e ideales para principiantes. Los surfistas experimentados llegan en primavera y otoño, cuando las olas son más grandes. En invierno, el mar en Ericeira muchas veces es muy bravo.