(dpa) – Los sabores típicos de la cocina de Israel y Jordania están llenos de sorpresas. Levan muchos condimentos, grandes proporciones de verduras y poca carne. Tal vez los platos más conocidos de la región sean el tabule, el humus y el falafel, que también se sirven en países como Siria, Líbano y los Territorios Palestinos.
La nutricionista y analista de tendencias Hanni Rützler hizo un informe de alimento de 2018 en el que les dio un lugar central a los platos de esta región como fuente de inspiración. Hanni está convencida de que incorporar algunos elementos le darán a nuestra alimentación un estilo más liviano, más sano, más aromático y además más abierto a otras culturas. «Así como aprendimos a mar las tapas españolas, estos cuencos y platillos están teniendo muchos fans», comenta.
El chef Hubertus Marquardt, de Frankfurt, viaja con frecuencia a Israel y se llena de nuestas ideas en Tel Aviv y Jerusalén. Asegura que los sabores de la región, muy marcados por la cocina árabe, abren todo un abanico de posibilidades, también para la cocina al paso. «Son recetas que se digieren muy bien, que no engordan, que se preparan relativamente rápido y sin mayores complicaciones y que dan mucha energía», comenta entusiasmado.
En casa no hace falta hacer un gran despliegue de elementos para incorporar estos sabores que serán una muy buena alternativa a nuestras recetas de todos los días. «Existen muchas opciones vegetarianas que se sirven además de grasas que no son perjudiciales para la salud. El shakshuka, por ejemplo, es una especie de ragout que suele servirse de desayuno y está hecho en base a productos que podemos conseguir sin mayor problema, como vainas de ají, tomates y huevos, pero lo bueno es que sorprende con aromas muy distintos como el coriandro y el comino», nos alienta.
Lo que se está viendo como gran tendencia es servir pequeños cuencos de comidas frescas para compartir en grupo. La familia Molcho decidió hacer de esto una nueva oferta gastronómica en sus restaurantes «Neni», que invitan a los transeúntes en ciudades como Viena, Berlín, Múnich y Hamburgo. Es más, han inaugurado una escuela de cocina y ampliaron su marca a libros de recetas. «La entrega, la pasión y la creatividad son elementos centrales de la cocina de la región», asegura Hay aM olcho.
El tabulé, un plato típico de la zona, es una ensalada árabe que se prepara con trigo burgol o couscous, perejil, tomates, cebolla de verdeo, aceite de oliva, zumo de limón, menta fresca. Puede servirse como entrada, como plato ligero para comer durante el día o como ración de acompañamiento.
El humus es otro éxito de exportación de Oriente. Consiste en garbanzos molidos, mouse de sésamo, aceite de oliva, zumo de limón y, a gusto, ajo o comino. Es una especie de plato nacional que suele ir acompañado de un pan bien finito, sin leudar.
El falafel también es un plato riquísimo y nutritivo que podemos preparar en casa. Consiste en albóndigas fritas de porotos pisados o de garbanzos y se sirve por lo general con mouse de sésamo o humus y verduras asadas o marinadas y pan. El modo típico de comerlo es colocando las albóndigas dentro de un pan, en forma de wrap, con ensalada y verduras bien condimentadas.
Por Katja Wallrafen (dpa)