(dpa) – Ecologistas y urbanistas quizá maldigan el día en el que a mediados de los años 60 el éxito del Jeep Wagoneer y del Ford Bronco inspiraron a Charles Spencer King para diseñar un todoterreno de lujo.
Pero miles de mujeres de las más altas esferas y legiones de aventureros con traje profesan eterna gratitud al ingeniero británico –hay quien sugiere que Isabel II debería haberlo nombrado caballero-.
Después de todo, King desarrolló el que se dice que es el auto favorito de la reina de Gran Bretaña, que incluso gusta de conducir ella misma los fines de semana.
King era jefe de desarrollo de Rover, compañía dirigida por sus tíos Spencer y Maurice Wilks, padres del Land Rover Defender. El ingeniero tuvo la idea de desarrollar un todoterreno para accesos difíciles que resultó ser útil para terrenos de altura y para la alta sociedad.
Fue la chispa inicial que llevó al desarrollo del Range Rover, el precursor de todos los vehículos lujosos de tracción a las cuatro ruedas, que preparó al sector para la aparición de coches como el Porsche Cayenne, el BMW X5, el Rolls-Royce Cullinan o, quién sabe, incluso un futuro Ferrari todoterreno.
Los creadores del segmento SUV
El especialista en coches clásicos Frank Wilke, de Classic Car Analytics en Bochum (Alemania) considera al primer Range Rover un logro pionero. «Con la idea de hacer un vehículo todoterreno más cómodo y rápido en carretera en lugar de un coche familiar, los británicos inventaron involuntariamente el segmento de los SUV (Vehículo Utilitario Deportivo, por sus siglas en inglés».
El gran paso que supuso el Range Rover y lo adelantados que estaban los británicos a su tiempo puede comprobarse aún hoy en día si se recorren las montañosas tierras altas de Escocia al volante de un modelo clásico de los primeros años.
El calor generado por el motor V8 situado en la parte delantera inunda el interior. El conductor se sienta medio metro más atrás. Originalmente es un vehículo tres puertas así que para acceder al espacioso asiento trasero hay que hacerlo a través de las puertas delanteras. Sin mencionar las dimensiones y el diseño del maletero, apto para picnics.
La primera versión, espartana
Aunque el Range Rover se jacta de ser el precursor de todos los todoterrenos de lujo y efectivamente su precio inicial de 23.500 marcos (unos 13.200 dólares) en su debut en Alemania en 1972 era tan alto como el de un Porsche 911, el primer modelo puede considerarse espartano en comparación con las versiones actuales.
En primer lugar, el salpicadero no estaba hecho de madera, fibra de carbono ni aluminio bruñido sino de plástico. El suelo estaba cubierto por un tejido beige y los asientos tapizados con una tela que no se encontraría hoy en día ni en los hoteles retro.
Bajo el capó hay un motor de ocho cilindros de 3,5 litros de capacidad y 99 kW/135 CV comprado al fabricante estadounidense Buick. El Range Rover pesaba unas dos toneladas, era tan aerodinámico como el palacio de Buckingham, giraba como un autobús londinense de dos pisos y en las curvas cerradas se balanceaba como el Queen Mary en mar revuelto.
Sedientos de combustible
Ni al viejo Range Rover ni a los nuevos SUV se les da bien evitar la gasolinera: gustan de visitar el surtidor a menudo.
Hasta mediados de los 80 el Range Rover no tenía rival, dice el analista de coches clásicos Wilke, «sólo entonces compañías como Jeep con el Cherokee y Mercedes con la segunda generación del Clase G siguieron su ejemplo».
Según Wilke, los clientes fueron demandando cada vez más lujo y prestaciones, los todoterrenos eran usados para circular en autovías de tres carriles siendo el uso de la tracción a cuatro ruedas una excepción. «Así que no es de extrañar que Rolls-Royce, Bentley e incluso Lamborghini fabriquen ahora vehículos todoterreno».
Un clásico atemporal
Aunque el segmento de los todoterrenos de lujo ha evolucionado mucho, el Range Rover sigue siendo referente, incluso en su versión clásica. «Es un clásico atemporal con estilo y mucho confort, apropiado para uso familiar, viajes, aventuras y diversión», dice Oliver Schepp-Danne del Centro Clásico de Land Rover en Essen.
Según Wilke, los modelos más solicitados son tanto los primeros y espartanos Range Rover, que todavía llevan el sufijo «A» en la matrícula, como los más modernos con grandes motores y equipamiento completo.
Aspectos claves
El experto sugiere a los posibles compradores que antes de tomar una decisión revisen aspectos claves como el estado del chasis -para detectar posible corrosión en su interior-.
En cuanto a la carrocería, que en su mayor parte es de aluminio, aconseja asegurarse de que esté íntegra y en buenas condiciones. Recuerda también que las piezas de repuesto, especialmente las de plástico para la cabina, son difíciles de obtener.
Para aquéllos que encuentren demasiado compleja realizar personalmente una revisión de este tipo, Land Rover ofrece una alternativa más cara pero segura: el departamento de Operaciones de Vehículos Especiales de la firma compra coches clásicos en todo el mundo, los restaura en fábrica y los vende como «renacidos»: clásicos recién salidos de fábrica.
Por Thomas Geiger (dpa)