(dpa) – Tanto los bebés como los niños pequeños son muy sensibles a la luz, un factor que los padres deberán tomar en cuenta si consideran dotar al cambiador de lámparas.

Porque la luz clara de los focos puede ser desagradable cuando ilumina de manera directa en el rostro. Y, sobre todo, cuando se está parado en medio de la noche delante del cambiador. Pero es aún peor para los bebés y niños pequeños.
Por lo tanto, es mejor prescindir de focos o fuentes de luz similares en el cambiador. Las lámparas halógenas o los LED de alta potencia tampoco resultan convenientes, según aconseja el portal alemán del sector Licht.de.
Por lo tanto, este portal aconseja montar una iluminación separada para este espacio. Porque, como los padres suelen darle la espalda a la iluminación que frecuentemente está colgada del centro del techo de la habitación, su sombra se proyecta entonces sobre el niño.
Los expertos recomiendan también focos en el cambiador que se dirijan hacia arriba. La iluminación regulable es otra opción sensata, porque una luz demasiado brillante por la noche al cambiar los pañales o dar de comer despierta innecesariamente a los niños.
Las luces con lámparas incandescentes o halógenas que simplemente se cubren con tela u otros materiales fácilmente inflamables no son una alternativa. Estas lámparas generan mucho calor, que en el peor de los casos hasta puede provocar un incendio.
Cuando los niños comienzan a gatear, también es hora de pensar en su seguridad. Los padres no deben colocar luces móviles al alcance de los pequeños, en particular con una tensión de 230 voltios.
Asimismo los expertos recomiendan no utilizar lámparas con formas de figuras infantiles. No solamente porque el rendimiento lumínico de estas es bajo, sino porque también requieren de una tensión de red de 230 voltios.
El portal licht.de sugiere las luminarias LED con fuentes de alimentación enchufables. Su alimentación se reduce a la denominada tensión extrabaja de seguridad y, por lo tanto, resulta segura para los niños.