(dpa) – Ganarse la vida trabajando con coches autónomos: lo que hace unas décadas podría haber sonado a ciencia ficción es ahora algo cotidiano.
El ingeniero de desarrollo Moritz Brenner trabaja en el área de conducción autónoma en la empresa alemana Webasto, proveedora líder del sector industrial. Su cargo oficial es Ingeniero de Desarrollo de Sistemas, y su especialización son los Módulos de Sensores de Techo. Así describe el profesional su formación, actividades, competencias y habilidades:
Soy ingeniero de desarrollo en Webasto. Mi trabajo consiste en desarrollar nuevos productos o mejorar los existentes. Básicamente, sin embargo, el título de «ingeniero de desarrollo» abarca muchas áreas, y las actividades específicas pueden variar mucho según el campo de aplicación. En mi caso, trabajo en el proyecto «RSM», que significa Roof Sensor Module (módulos de sensores de techo).
Nuestro equipo desarrolla sistemas de techo para automóviles que incluyen sensores integrados para la conducción autónoma. Mi especialidad es la disponibilidad de los sensores.
Los sensores son algo así como los ojos del vehículo, y su tarea es escanear el entorno. Esto funciona mejor desde una posición elevada, por lo que el techo del automóvil es el mejor lugar para instalarlos.
Además de la integración de los sensores, también abordamos la cuestión de cómo se pueden limpiar estos de manera fiable y automática.
Desde pequeño me entusiasmaron los vehículos, algo que heredé de mi padre. Finalizado el primer ciclo de la escuela secundaria, me pasé a un instituto técnico para finalizar el bachillerato. A continuación, decidí hacer una formación como Técnico en Mecatrónica Automotriz con el objetivo de seguir estudiando después.
Primero hice una licenciatura en Ingeniería de Automoción y luego un máster en Mecatrónica e Ingeniería de Precisión. Durante mi máster me enteré a través de un antiguo compañero de estudios de Webasto y su proyecto de módulos de sensores de techo. El tema despertó inmediatamente mi interés.
En abril de 2021, tuve la oportunidad de empezar a trabajar como estudiante en el proyecto y, finalmente, de escribir mi tesis de máster en colaboración con Webasto. Inmediatamente después me incorporé al proyecto como ingeniero de desarrollo.
Tengo varios lugares de trabajo. Principalmente trabajo en la oficina de la sede principal de la empresa o bien desde casa. También estoy regularmente en el puesto de medición del laboratorio. Allí, por ejemplo, trabajamos juntos para probar y seguir desarrollando prototipos, por ejemplo para sistemas de limpieza para los sensores del techo.
En resumen, me ocupo del desarrollo de sistemas de limpieza óptimos para los sensores y su integración en la zona del techo. Las tareas comienzan en la fase de ideas, en la que se desarrollan los conceptos. Por ejemplo, estudiamos qué soluciones existen ya en el mercado, y cómo pueden desarrollarse o integrarse en el proyecto existente.
A continuación evaluamos los conceptos y elegimos uno. Una vez creado el prototipo, hay que probarlo: ¿Qué queremos conseguir y qué corresponde a la realidad? Acompañamos esta fase observando detalles como: ¿cómo se puede organizar una prueba de forma realista?, ¿qué aspectos se superponen?, ¿cómo optimizar las soluciones encontradas para obtener el resultado deseado?
Lo mejor de mi trabajo es ver el progreso: cuando una idea teórica se ha convertido en un prototipo real. Esto se aplica no solo a mi propio equipo, sino a todo el proyecto. Ver que se va en una buena dirección o que se ha alcanzado un objetivo parcial siempre es motivador. La visión de conjunto también estimula: contribuir regularmente con su trabajo a hacer avanzar la visión de la conducción autónoma.
La conducción autónoma es un mercado relativamente nuevo. Estamos abriendo nuevos caminos y debemos adaptar nuestra visión y nuestro trabajo a las nuevas exigencias. Al mismo tiempo, esto significa que no siempre sabemos inmediatamente cuál es el siguiente paso de un proceso. Al principio, por lo tanto, siempre surge la pregunta: ¿qué hay que hacer a continuación?
Hay muchos signos de interrogación, pero no siempre las respuestas correctas de inmediato. Un cierto grado de incertidumbre forma parte del trabajo de los ingenieros de desarrollo. Rara vez se puede decir con absoluta certeza que se va en la dirección correcta. Sin embargo, al mismo tiempo se trata de una oportunidad de participar en la búsqueda de soluciones. Eso es lo que me gusta tanto.
En la fase inicial del desarrollo de un producto, la creatividad es crucial. Hay que ser capaz de pensar con originalidad y tener el valor de proponer grandes ideas que quizá no tengan sentido en ese momento. Al fin y al cabo, se trata de desarrollar cosas para el futuro.
También se requiere capacidad analítica, por ejemplo, para encontrar las causas de los problemas. Mis conocimientos prácticos previos de la formación como técnico mecatrónico también me ayudan mucho, por ejemplo, a la hora de visualizar la estructura de un prototipo.