Reformar una cocina no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Sin distinguir entre las motivaciones estéticas y la voluntad de modernizar o reparar dicho espacio, es preciso atender a algunos factores antes de dar el paso. Desde la necesidad de dicha reforma hasta la búsqueda de un profesional para ejecutarla.
El poder de una cocina va más allá de sus prestaciones
Tanto si somos expertos culinarios, como si nuestros gustos gastronómicos espantan a nuestros invitados, la cocina es uno de los espacios más importantes del hogar. En su ecosistema tienen lugar todo tipo de eventos que no sólo se relacionan con la comida. Piedra angular de cualquier vivienda, junto al salón, las cocinas albergan todo tipo de tesituras: desde celebraciones y conversaciones largas y profundas, hasta momentos de desahogo durante el teletrabajo o de comentario diario tras volver del trabajo. Razón por la que, en este diverso hábitat, es tan importante la funcionalidad como la estética. Pero, sobre todo, nuestra personalidad.
Por ello, no es de extrañar que la posibilidad de reformar nuestra cocina como más deslumbraría pase de ser un pensamiento fugaz a una realidad tangible. Más aún, ante la existencia de empresas especializadas como Aquí tu Reforma —presente en 50 ciudades alrededor de España y la mayor red de profesionales de la reforma en nuestro país—, que plantean una solución completa poniendo en el foco al cliente. Ya existe la posibilidad de realizar una reforma integral que no sólo puede cumplir con los plazos solicitados y disponer de un presupuesto gratuito. Si no, y además de dos años de garantía y toda la seguridad que ostenta un trabajo profesional, una financiación a medida gracias a exclusivos acuerdos con entidades bancarias. Pero, antes de nada, ¿qué debemos tener en cuenta antes de lanzarnos a la aventura?
La pregunta del millón: ¿es necesario reformar mi cocina?
Seguramente, las primeras dudas surgidas antes de dar el paso hacia la reforma —y especialmente, en relación a la inversión— tratarán de sabotear el objetivo a costa del grado de valor de su necesidad. A pesar de que, como es evidente, toda reforma en cualquier lugar de una vivienda tenga como línea roja los límites sobre el presupuesto, es preciso detectar las carencias o fallos de nuestra cocina y corroborar si éstas, en mayor o menor medida, supondrían un cambio a mejor en nuestro bienestar y calidad de vida. Si la respuesta es afirmativa, e indiferentemente de su motivación u origen, tendremos algo honesto sobre lo que poder trabajar.
Así, nos encontramos con dos motivos generales por los que reformar nuestra cocina. En primer lugar, una reforma con motivo de modernizar o reparar nuestra cocina en aras de conseguir un espacio que cumpla con todas sus funciones, consistan éstas tanto en una mayor calidad culinaria como en una mayor capacidad de organización. Y, en segundo lugar, aparecerían las reformas cuyo objetivo es el de mejorar su aspecto para adaptarlo a nuestros criterios decorativos. Aunque todavía existiría un tercer caso en el que, si tenemos suficiente presupuesto, modernizar nuestra cocina a la par que aprovechamos para aplicar sus correspondientes cambios estéticos.
Conocer las limitaciones y explotar las capacidades
Aunque nos gustaría poder recortar aquella cocina genial que vimos en una revista o en una película e incrustarla en la nuestra, la realidad es que los sueños, por grandes que sean, deben amoldarse a nuestro tamaño. En ese sentido, es necesario anticiparnos a las limitaciones que presentará nuestra cocina ante el proyecto de una reforma. Por más que deseemos algo, es posible que su aplicación no se ajuste por completo a las prestaciones de la cocina a causa de la distribución de sus instalaciones o, en otro caso, su espacio disponible. Sin embargo, ello también nos puede servir de referencia para, mano a mano con los profesionales de la reforma, idear una alternativa certera para el objetivo.
Asimismo, nunca hay que olvidar aquello de que “no hay mal que por bien no venga”. Pese a haber podido aborrecer nuestra cocina actual, es posible que ésta guarde un as en la manga y poder así explotar sus limitaciones existentes. En muchos casos, la distribución de los módulos en las cocinas no ha sido del todo precisa y, por ello, cabe la posibilidad de que existan combinaciones y organizaciones más acertadas. Algo que, además, y aunque se trate de un cambio aparentemente pequeño, marcaría un verdadero antes y después en el modo en que vemos nuestra cocina. Razón por la que, pese a las limitaciones, nunca hay que dar nada por perdido.
¿Reformo por mi cuenta o contrato a un profesional?
Independientemente de los capítulos de Bricomanía o de los gemelos norteamericanos de las reformas que hayamos visto, lo más recomendable es contratar a un equipo de reformas profesional. Aunque algunos puedan ser reticentes a recurrir a dicho servicio —en especial, los orgullosos manitas dueños de su propio hogar—, apostar por una empresa especializada nos permitirá evitar errores y afinar en el objetivo final de un modo en el que sería prácticamente imposible por nuestra cuenta.
Además, esta opción no sólo permitirá una mayor agilidad en el trabajo, sino también contar con un asesoramiento experto para pararnos los pies cuando abusemos de nuestra “creatividad”. A tener en cuenta para evitar sobrecostes, la existencia de algunos presupuestos cerrados que ofrecen empresas como la mencionada Aquí tu Reforma. Algo que no sucedería si vamos por nuestra cuenta y los errores causan más gastos. Porque la cocina de tus sueños sí es posible, pero siempre mediante profesionales.