«Utilizo la scooter sobre todo para distancias cortas, como para ir del metro a la oficina», dice Robert Price de Washington. Al igual que él, cada vez más estadounidenses renuncian a autos, bicicletas y transporte público y optan por alquilar scooters eléctricas.
Diseminadas por los centros de las ciudades, pueden ser alquiladas a través de operadores como Lime y Bird por menos de lo que cuesta un billete de tren. Cualquiera que quiera hacer un desplazamiento rápido solo tiene que utilizar la aplicación de su smartphone para desbloquear una de ellas.
Una vez desbloqueada, solo hay que pisar dos o tres veces el pedal de arranque para ponerse en marcha. Para mantenerse en movimiento lo único que hace falta es utilizar la palanca que hay en el manillar.
Terminado el recorrido, hay que accionar el freno de mano y aparcar la scooter utilizando el caballete lateral (pata de cabra) para evitar que el vehículo se caiga.
Las scooters alcanzan los 24 kilómetros por hora, pesan unos 11 kilos y tienen una autonomía de entre 11 y 23 kilómetros.
No solo a los residentes en ciudades que se desplazan a su lugar de trabajo a diario sino también a los turistas les gusta la idea de moverse en scooters. «El concepto es genial», dice John Lawrence, un turista anglo-germano de visita en Washington.
A los usuarios les gusta tener una alternativa frente a coches y autobuses. Las scooters les permiten evitar el tráfico y les libera de tener que buscar un aparcamiento. Una vez que han alcanzado su destino, sólo tienen que poner la scooter a un lado para que otra persona pueda a su vez alquilarla.
Ahora que compañías como Bird y Lime están funcionando con éxito en muchas ciudades norteamericanas, las scooters eléctricas parecen estar listas para conquistar ciudades europeas como Viena o París.
«Hoy en día el 40 por ciento de los desplazamientos en coche son menores a las dos millas (unos 3,2 kilómetros)», aseguró Travis VanderZanden, fundador y director ejecutivo de Bird, una de las mayores empresas de scooters eléctricas, en declaraciones realizadas a «The Washington Post» en 2018.
«Nuestro objetivo es reemplazar tantos de esos desplazamientos como sea posible para sacar a los coches de la carretera y reducir el tráfico y las emisiones de gases de efecto invernadero», añadió.
Pero no a todo el mundo le satisface el rápido crecimiento de esta nueva forma de movilidad. Uno de los problemas, es que una vez que la gente ha terminado de utilizar las scooters sencillamente las dejan en cualquier lado. En San Francisco, se han encontrado scooters tiradas en la bahía e incluso en los árboles.
Mientras circulan, también pueden poner en riesgo tanto a los propios conductores como a los peatones. Se supone que los conductores deben permanecer en la carretera pero muchos se suben a las aceras, en contra de las advertencias de los operadores.
Para muchos peatones, ser adelantado a 20 km/h en la acera resulta desconcertante.