Habían sido muchas las veces que cruzando el puente de Rande con mi coche no dejaba de llamarme la atención aquella isla, unas veces entre brumas y otras con un grandioso sol alumbrándole.
Aquella mañana de sábado me desperté en mi habitación del hotel Coia de Vigo, había dormido estupendamente en mi amplia cama, el sol alumbraba la habitación, me levanté y me acerqué a la ventana, desde allí podía ver las Islas Cíes en todo su esplendor.
Tras un buen desayuno me dispuse a ir al encuentro de Marcos, un rudo marinero de Vigo, curtido por el sol y de ojos oscuros y profundos el cual me acercaría en su barca a la Isla de San Simón y me contaría todos sus misterios.
Una vez en la barca, con la brisa dándome en la cara y el sol calentando mi cuerpo, recordé unas palabras que me había dicho mi tío Adolfo muchas veces…. San Simón el que entraba allí no salía….
El mismo Julio Verne quedó cautivado con esta mágica y misteriosa isla, tanto que se inspiró en ella para su libro” veinte mil leguas de viaje submarino” y en esos momentos yo entendía porque Julio Verne se había quedado prendado del lugar.
Esta pequeña y mágica isla se encuentra en la ensenada de San Simón, en la ría de Vigo y está unida a la isla de San Antón por un puente.
Fue empleada como monasterio, lazareto (hospital donde se tratan enfermedades infecciosas y contagiosas como la lepra o la tuberculosis, en tiempos pasados a la lepra se le llamaba el mal de San Lázaro de ahí el origen de la palabra ) , cárcel y hogar para niños huérfanos.
Mientras nos íbamos acercando a la isla, Marcos me contaba cosas tales como que en época medieval fue un monasterio e incluso fue habitada por templarios en los siglos XII y XIII, más tarde habitaron alli monjes franciscanos y acabo siendo abandonada hasta que fue cedida a Isabel La Católica por la diócesis de Tuy.
En el siglo XVI sufrió el saqueo de piratas Ingleses tan famosos como Francis Drake.
De repente , Marcos para la barca y empieza a explicarme la batalla que tuvo lugar en el año 1702 , que se llamó la batalla de Rande y que tuvo lugar entre navíos de Holanda e Inglaterra y los galeones franco-castellanos en la que los Españoles fueron vencidos.
En esa batalla, hubo grandes ataques y saqueos a todos los pueblos de la zona tales como Cangas del Morrazo, Redondela, Vigo, Sotomayor y Arcade que fueron quemados y asolados por el enemigo.
Como curiosidad me dice que en Londres existe una calle llamada “Vigo street” como recuerdo a esa batalla.
También me cuenta que los tesoros de los barcos (oro, plata, diamantes, cacao y maderas nobles) fueron tirados al mar para que no cayeran en manos Inglesas y aun a día de hoy no han sido encontrados.
La misma ensenada de San Simón fue escenario de las guerras Irmandiñas (revuelta social que tuvo lugar en Galicia entre los años 1467 y 1469).
En ese momento Marcos decide seguir navegando hasta acercarnos hasta la isla, allí vuelve a parar y echar el ancla para acabar de contarme el resto de la historia.
En ese punto llegamos a la época en la que San Simón se convierte en leprosería, ya en el siglo XIX, por aquel entonces en la isla de San Antón estaban los enfermos sin cura y en San Simón el resto, siendo centro de cuarentena hasta 1927.
La siguiente época ya nos remonta a la Guerra Civil Española , en la que la isla se usó como campo de concentración, exterminio y penitenciario para los presos contrarios al régimen de Franco no solo Gallegos, también Asturianos, Leoneses, Cántabros , Vascos y de otros lugares de España.
Entre 1936 y 1943 más de seis mil presos pasaron por allí y una gran mayoría murieron fusilados, de ahí el dicho de mi tío Adolfo sobre San Simón de que quien entraba allí no salía con vida, fue considerada como una de centros penitenciarios más temibles del franquismo sobre todo por los fusilamientos masivos que allí ocurrieron, además de las condiciones infrahumanas de los presos.
Allí se rodo el final de la película el Lápiz del Carpintero que precisamente narraba una historia de la época y sobre el tema de la guerra Civil.
Ya después de la postguerra pasó a ser hogar de huérfanos entre los años 1955 y 1963.
Con otra cara más sonriente Marcos me cuenta que en la actualidad se la conoce como la Isla del Pensamiento y que se está intentando fomentar como centro cultural.
Una vez dentro, destaca el cementerio de San Antón donde descansan restos de piratas y presos, la capilla con fachada de cantería de estilo neoclásico, el monumento a Julio Verne, el paseo de los buxos (buxos es un boj en Gallego) formado por árboles milenarios formando arcos y la plaza de los poetas del Mar que tiene las estatuas en granito de tres trovadores de la isla:
Martin Códax, Mendinho y Xohán de Cangas.
Todavía me quede allí un rato contemplando la isla desde la barca, pensando e imaginándome las batallas y todo lo que pudo haber ocurrido allí en ese mágico lugar a lo largo de los siglos, un lugar cargado con una fuerte energía por todos los hechos dramáticos ocurridos pero que no deja de llamar mi atención cuando años después sigo cruzando con mi coche el puente de Rande y no puedo evitar mirar hacia esa isla.
Xanina