(dpa) – Son silenciosos, llevan generalmente coloridas leyendas y por fortuna no son muy veloces. Los denominados «People Mover», minibuses eléctricos autónomos, transportan pasajeros en cada vez más áreas delimitadas en Alemania. Y sólo llevan pasajeros, no hay conductor a bordo.
Una primera experiencia piloto fue iniciada en 2017 por la Deutsche Bahn, la empresa de ferrocarriles alemana, en la pequeña localidad bávara de Bad Birnbach. Un vehículo con capacidad para seis pasajeros comenzó a recorrer una distancia de 700 metros por calles públicas, a una prudente velocidad de 15 km/h y aún con un acompañante a bordo que puede intervenir en casos imprevistos.
La empresa proveedora de la industria automotriz Continental puso en funcionamiento en el primer semestre de 2018 un shuttle similar en el campus de la Universidad de Fráncfort. En Berlín se pusieron en marcha en marzo cuatro minibuses autónomos dentro de los terrenos del hospital universitario Charité. Una compañía de seguros lanzó servicios piloto en la ciudad universitaria de Marburgo, el aeropuerto de Fráncfort y sobre la orilla del río Rin en Maguncia.
Todos estos experimentos buscar reunir información sobre riesgos y problemas que puede enfrentar el transporte autónomo. Los minibuses circulan como sobre vías virtuales, en trayectos prefijados.
En Berlín se planea probar en 2019 un servicio de minibuses autónomos que pueda transportar pasajeros de las terminales del tren subterráneo hasta sus domicilios.
Los minibuses son fabricados por las empresas francesas Navya y EasyMile, esta última con participación de la alemana Continental, en tanto que Bosch planea presentar su propio modelo en los primeros días de enero en la feria de electrónica CES en Las Vegas.
En Alemania rige aún una prohibición general de circulación sin conductor en la vía pública. El Parlamento habilitó en 2017 la asistencia de computadoras que asumen ciertas funciones de manejo, pero manteniendo a una persona al volante. Las experiencias piloto como las de los «People Mover» requieren de autorizaciones especiales para cada caso y la presencia de un técnico a bordo que pueda intervenir en caso de emergencia.
Pero en terreno privado rige el derecho privado, que da más margen de maniobra para experimentar. Daimler aprovechó esta posibilidad en 2017 para testear máquinas de remoción de nieve autónomas y en 2018 camiones altamente automatizados en la zafra en plantaciones de azúcar en Brasil.
«No hay nada más duro que la realidad», dice Andree Hohm de Continental, refiriéndose a la experiencia que coordina en el campus de la Universidad de Fráncfort. Los tests muestran por ejemplo que hay personas que desafían al sistema y se ponen en camino del minibus, para ver cómo reacciona. «Algo así es imposible de simular en laboratorio con muñecos», señala
En el recorrido sobre los terrenos de la clínica Charité se registran constantes detenciones inesperadas de los vehículos. «Cada mariposa que pasaba volando detenía los minibuses, dice una técnica encargada de monitorear el proyecto. Los sensores estaban calibrados con demasiada sensibilidad. Hay muchos ajustes por hacer, pero los proyectos autónomos avanzan.
Por Bernd Roeder y Annika Grah (dpa)