Por Verena Wolff (dpa)
BERLÍN (dpa) – Es una sensación fantástica: despertarse temprano en la mañana, mirar por la ventana y ver la salida del sol en el monte Cervino. No obstante, la noche antes de la salida del sol probablemente no haya sido muy tranquila. En realidad, muchas veces no se puede dormir, a pesar de que en el lujoso «Kulmhotel Gornergrat» el ambiente es muy acogedor, las camas son cómodas y la vista es fabulosa. Lo que pasa es que el aire a una altura de 3.100 metros tiene menos oxígeno, y esto afecta al cuerpo. «No existen reglas que determinen a quién le afecta y a quién no», dice el director del hotel suizo, Thomas Marbach.
Da igual si se trata de hombres o mujeres, jóvenes o viejos, personas que han vivido en la altura o no: para cualquier persona, dormir a una altura de más de 3.000 metros puede llegar a ser un suplicio. «Algunos lo ignoran, como si estuviesen abajo, en el valle. Otros están despiertos toda la noche y son los primeros en contemplar la salida del sol», dice Marbach.
Más fácil es la situación para aquellos huéspedes que han reservado más de una noche en el hotel ubicado en las montañas de Gornergrat. «Con el tiempo, el cuerpo se va adaptando a la altura», explica Marbach. Y aunque todos sufran las consecuencias de la escasez de oxígeno en el aire -falta de aliento, dolor de cabeza e insomnio-, no dejan de ir al moderno hotel alpino.
«Simplemente lo aceptan, porque este es un lugar especial», dice el director del hotel. Y esto se debe sobre todo a los alrededores: «En Suiza hay 46 montañas de más de 4.000 metros, 29 de las cuales se pueden ver desde el hotel», dice Marbach.
Probablemente no exista tal panorama en ninguna otra parte. Y también está la tranquilidad. «El hotel está totalmente solo. Cuando el tren deja de circular, no hay más que silencio». ¿Y adentro? Los arquitectos de interiores han jugado con las características del entorno: todas las habitaciones llevan el nombre de una de las impresionantes montañas y el número de habitación corresponde con la altura de la montaña. Por ejemplo, la puerta de la suite «Cervino» lleva el número 4.478. En las paredes se encuentran las líneas de nivel, un fragmento de roca de la cima y la cita de alguien que ya ha escalado la montaña.
El hotel, que tiene 22 habitaciones, está abierto durante casi todo el año. Sólo en noviembre permanecen cerradas las puertas del notable edificio con su tejado de cuatro aguas de cobre, que fue construido en 1907. «En invierno, dependemos sobre todo del viento, porque cuando el viento es demasiado fuerte, el tren de cremallera no puede subir», dice Marbach.
El mismo problema lo tiene el hotel montañoso «Grawand», en Val Senales, Tirol del Sur. Este edificio está situado a una altura de 3.212 metros, un poco más alto que el «Kulmhotel», y sólo se puede llegar allí en teleférico.
También desde el hotel «Grawand» la vista es imponente: se pueden ver varias montañas de más de 3.000 metros de altura, entre ellas la Piz Bernina, la única montaña de más de 4.000 metros de los Alpes orientales. Y cuando el tiempo es bueno, incluso se puede ver el Lago Garda. Quien sube a la cima incluso puede contemplar con asombro la cordillera completa de las Dolomitas.
Las 45 habitaciones del hotel «Grawand» están ocupadas principalmente por clientes habituales y deportistas. Sin embargo, estos últimos tienen que bajar de vez en cuando al valle, porque si no se puede dormir arriba, todo el entrenamiento no sirve para nada.
A excepción de algunos refugios y cabañas de montaña, los dos hoteles en Suiza y Tirol del Sur son los alojamientos más altos en los Alpes. Sin embargo, no son ni mucho menos los únicos edificios en estas alturas vertiginosas. Por ejemplo, en el Oberland bernés, la hostería «Berghaus Männlichen» y la posada de montaña «Faulhorn» están situadas a una altura de 2.345 y 2.684 metros, respectivamente.
La posada de montaña «Faulhorn» prácticamente no ha cambiado desde que se construyó en el año 1830 y hasta el día de hoy sólo se puede llegar a ella a pie. No hay agua corriente, sino sólo lavabos. El hotel ofrece una vista panorámica única de las montañas Eiger, Mönch y Jungfrau. También es el punto de partida de la pista de trineo más larga de Europa, de 15 kilómetros, que desciende hasta la comuna de Grindelwald.
En el cantón suizo de Grisonia se encuentra a una altura de 3.000 metros la posada de montaña «Diavolezza», rodeada por el imponente Macizo de Bernina, que presume tener el Jacuzzi más alto de los Alpes. Sin embargo, lo que impresiona mucho más es que en algunas noches, con luna llena, se puede descender en esquí desde la posada hasta el valle sin luz artificial alguna. La Luna ilumina de tal forma la nieve que cualquier esquiador puede deslizarse perfectamente sobre las pistas. En Engadina, a una altura de 2.456 metros, se encuentra la posada de montaña «Muottas Muragl», un edificio de bajo consumo energético que cuenta con una larga historia.
En Austria, la mayoría de los hoteles están situados a una altura bastante inferior a 2.000 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, hay excepciones. En Tirol Oriental se encuentra a una altura de 2.621 metros el «Adler Lounge», un lujoso hotel «lifestyle» que llevó a la montaña la arquitectura moderna. Desde el hotel se pueden ver 60 montañas de más de 3.000 metros, y por la mañana no hay nadie, a excepción de otros esquiadores entre los huéspedes del hotel con quienes hay que compartir las pendientes vírgenes.
El Ötztal y sus localidades se encuentran a una altura bastante elevada: desde Obergurgl, a una altura de 1.900 metros, hasta Hochgurgl, a 2.150 metros, hay varios hoteles que ofrecen a los amantes de la altura varias oportunidades de pernoctación. El hotel de cuatro estrellas más alto de Tirol es el «Riml», para practicar el esquí y el golf. Está situado junto a la pista de esquí, a una altura de 2.200 metros.
En Hochzillertal, a una altura de 2.350 metros, el hotel «Wedelhütte» es el alojamiento ideal para los amantes del lujo. Este hotel, de cinco estrellas, no sólo cuenta con el restaurante más alto de Tirol, sino también con una bodega única. Casi a la misma altura se encuentra la posada de montaña «Rudolfshütte», en el estado de Salzburgo. Desde este hotel, rodeado de numerosos glaciares, se pueden ver las cimas del parque nacional Hohe Tauern. Directamente frente a la puerta del hotel se abre un pequeño paraíso sobre todo para los esquiadores del touring y los freeriders. Los esquiadores pueden desahogarse en una pista que tiene una extensión de 23 kilómetros.
Quien prefiere algo más exótico debe visitar el «Alpengasthof Tibet» en el Passom Stelvio, en Tirol del Sur. Este edificio llamativo en forma de torre y estilo tibetano, situado a una altura de 2.800 metros, fue construido hace más de 50 años por encargo del hotelero Fritz Angerer.
En Tirol del Sur, todas las posadas de montaña ofrecen a sus clientes buenos vinos. Al parecer, el vino ayuda a algunas personas que sufren el mal de altura a encontrar el necesario reposo nocturno. «Unos beben más agua, otros más vino», dice Thomas Marbach. Sin embargo, los problemas que ocasiona la escasez de oxígeno en el aire generalmente desaparecen después de pocos días: el cuerpo se va acostumbrando al ambiente, produce más glóbulos rojos y el turista de la montaña ha experimentado una auténtica celuloterapia.