En buena parte de España, la calefacción es un elemento imprescindible en cualquier vivienda cuando llegan los meses de otoño e invierno cuando el termómetro cae en picado y las temperaturas bajan.
La fórmula tradicional para calentar las viviendas en España, especialmente en Asturias, León y el resto de los territorios mineros, era acudir a estufas o chimeneas de leña y carbón, pero desde hace un tiempo, el gas y también la electricidad se están convirtiendo en los principales agentes generadores de calor.
En el caso de las estufas de gas, su utilización es habitual tanto en viviendas aisladas como en comunidades de vecinos. Su principal ventaja es que el gas es un combustible muy económico en la actualidad, mucho más que la electricidad o el gasóleo. Con las estufas de gas en la actualidad existe un fenómeno interesante, sus diseños son cada vez más populares existiendo por tanto estufas de gas de diseño que además de servir de calefacción ejercen una función interesante como elemento decorativo.
¿Cuáles son las ventajas de las estufas de gas?
La calefacción de gas butano tiene algunos aspectos positivos que las hacen interesantes. Una ventaja interesante es la que ya hemos comentado, el factor económico. De media, un calefactor o una estufa eléctrica tiene un coste extra de más de un 40% comparado con el consumo de gas butano durante el mismo tiempo.
Las estufas de gas butano son fáciles de desplazar, son muy económicas no solo por el combustible que requieren, sino por el dispositivo en sí, calientan de manera rápida cualquier estancia, lo que las convierte en muy atractivas para el público en general e incluyen grandes medidas de seguridad para no sufrir accidentes domésticos.
Estufas de gas, ¿cuál comprar?
Dentro de las estufas de gas se diferencian tres grandes tipos: las estufas de gas radiante o infrarrojas, las estufas catalíticas y las estufas de llama azul. Cada una de ellas presenta una serie de ventajas y aspectos en las que superan a las demás, de modo que la elección va a depender de cuestiones particulares: tipo de vivienda, estancia a calentar, la cuestión económica…
Las estufas de gas radiante o infrarrojas se denominan así porque incluyen un quemador junto a un panel que se encarga de recoger todo el calor de la llama y luego radiarlo hacia la habitación.
Estas estufas tienen un panel de cerámica que se va calentando enrojeciendo a medida que acumula calor. Son dispositivos de larga duración que aseguran un buen rendimiento durante mucho tiempo. El calor que desprenden es muy intenso y en caso de objetos cercanos, cualquier descuido puede provocar un pequeño incendio. Alcanzan los 4.000 W y son óptimas para estancias de hasta 20 metros cuadrados.
En las estufas catalíticas, el calor que se desprende es menor radiante. La combustión del gas se distribuye por toda la superficie y existe menor riesgo de quemaduras cuando alguien se acerca.
Esta distribución del calor de manera más homogénea se debe a que ocurre por convención y no por radiación. El consumo de este tipo de estufa es también menor, entre 150 y 200 gramos de gas por cada hora de uso, frente a los 300 de las estufas de gas radiante.
A menor consumo y mejor distribución del calor, mayor eficiencia, lo que consigue que un calefactor de gas butano de este tipo sea suficiente para calentar una sala de 25 metros cuadrados.
Por último, las estufas de llama azul. Son similares a las estufas radiantes pero difieren en la temperatura de combustión del butano. El gas se quema a mayor temperatura de modo que el calor emitido es más elevado.
Estos calefactores presentan dos salidas diferentes de calor, una en la parte frontal y otra en la zona superior. Así, la velocidad a la que el calor se propaga por toda la habitación es más rápida. En cuanto a consumo, estas estufas se asimilan a las radiantes, unos 300 gramos de gas butano a la hora, pero a cambio pueden calentar estancias de unos 35 metros cuadrados.
A la hora de decantarse por una u otra estufa de gas, además de aspectos como el consumo o la eficiencia hay también que tener en cuenta otras variables: la potencia, el regulador de llama, la comodidad de su uso y, en menor medida, si en el mercado existen o no estufas de gas decorativas.