La mañana comenzó fría aunque soleada, salí temprano de casa el sábado 17 de agosto para vivir una experiencia que me hacía bastante ilusión, viajar en el tren histórico “Rampa de Pajares” pensando que a mi padre que en paz descanse le hubiera encantado hacer este viaje porque toda su vida estuvo vinculado con el puerto de El Musel y el ferrocarril.
Después de coger el cercanías para llegar a la estación de RENFE de Oviedo justo cuando estaba la gente esperando la llegada del AVE observaba atenta los rostros de las personas que iban a viajar, cierto es que desde el 29 de noviembre del 2023 es una maravilla usar el tren con la nueva variante de Pajares para ir en mi caso a León o a Madrid pero os contaré al final de mi relato algo que me hizo feliz hoy que es ver adultos sonreír y parecer niños porque se lo están pasando de maravilla en un viaje en tren aunque sea por la antigua ruta y no por la actual que es más rápida.
Hasta la inauguración del nuevo túnel mis viajes a León siempre eran o bien en mi coche o bien en el ALSA SUPRA.
El viernes en una de esas que yo llamo, (Natalia tenías que escuchar esa conversación) escuché a unos chicos muy jóvenes muy forofos de los trenes hablar del tren histórico que estos días (del 15 al 18 de agosto) se podía tomar para hacer la ruta Gijón- Busdongo con motivo del 140 aniversario de la inauguración de la rampa de Pajares por Alfonso XII, su mujer, la princesa de Asturias, el presidente del congreso y otras autoridades que habían llegado a Busdongo en un “tren real” desde Segovia la noche anterior, un 15 de agosto de 1884 con la bendición de la vía y las locomotoras Pelayo y Jovellanos a cargo del obispo de Oviedo.
La puesta en marcha de este tramo supuso el fin del transporte mediante diligencias a través del puerto.
Les pregunté cómo se podía hacer ese viaje y cuál fue mi sorpresa al descubrir que era ALSA la empresa encargada, rauda y veloz entré en la web de ALSA y pude reservar mi plaza para el sábado por la mañana, estaba ilusionadísima con la idea de una nueva aventura.
Cuando llegaba el tren a la estación de Oviedo vi algunas caras conocidas que también iban a hacer el trayecto y nos sonreímos cómplices en plan “je, je” tú también aquí.
Tenía mi billete en el coche número 4 mi asiento daba al pasillo, los asientos en un verde precioso y cómodos para una larga siesta si hubiera procedido, cuando salimos de Oviedo , Carlos el “revisor” me atendió muy amablemente, me explicó todas mis dudas , me dio mi billete de recuerdo, yo le enseñe mi billete de ALSA y me dio una postal que luego os contaré a donde ha ido de viaje y un folleto que hablaba del tren histórico “Rampa de Pajares” que está formado por una composición de coches 3000/5000 construidos entre 1920 y 1950.
Cuando pasamos Pola de Lena, me levanté de mi asiento a investigar, además de los cuatro coches para los pasajeros, pude visitar el coche de correos con un museo muy interesante donde Ángel y Juan Carlos me explicaron un montón de historias y detalles y donde la postal que me había dado Carlos salió para Irlanda, hacía tanto que no enviaba una postal que me hizo una ilusión tremenda y más poder hacerlo desde un tren en marcha , en la postal escrita en inglés a mi madre irlandesa como yo la llamo, le contaba básicamente, “hola te estoy escribiendo esta postal desde un tren de unos casi cien años la letra mete miedo porque esto se mueve mucho y espero que nos veamos muy pronto”.
Después de ver la zona museo de correos con distintos artilugios muy antiguos incluido un muñeco cartero que como los muñecos de la época daba miedito, visité el coche salón presidencial de los años 50 que dispone de cocina, baño, habitaciones individuales y un amplio comedor con una enorme mesa y sus sillas, desde ese coche repleto de ventanas enormes y luminosas se veía el paisaje de una forma espectacular, allí conocí a Paco un señor encantador que también me comentó diversos detalles sobre la construcción del tren y dudas que me iban surgiendo durante el trayecto
Después de un ratito fui a investigar el coche restaurante de los años 20, las paredes de piel ,la madera y ese aire antiguo que me encanta, todo era digno de las películas del “Orient Express” , allí estaba Ricardo sirviendo café y refrigerios al resto de los pasajeros.
Tanto a la ida como la vuelta estuve caminando por el tren observando los pequeños detalles que eran muchos (llaves de la luz, ventiladores, bombillas, ceniceros, espejos, hasta las bisagras, a cual más curiosos. Cuando cruzábamos de coche en coche con el traqueteo del tren todos pasábamos muchas risas, esa risa nerviosa de lo estoy pasando pipa.
Acostumbrada a viajar por trabajo en el ALVIA o en el AVE donde todo son caras serias y aburridas que parecen que viajan por condena y donde es muy raro poder tener una conversación por la situación, o llevan auriculares o el portátil a la maravilla que viví hoy donde todos hablábamos, nos sonreíamos y comentábamos por los pasillos. Me encantaría que la empresa ALSA siguiera fomentando este tipo de actividades donde las personas aun viajando solas no se sienten solas, con lo bonito que es compartir y disfrutar juntos un ratito.
A lo largo del recorrido hay muchos túneles siendo el La Perruca (3072m) el más largo del recorrido y el más largo de España hasta 1890 y que separa la vertiente leonesa de la asturiana, todos los túneles tienen nombre propio salvo los artificiales.
Una vez que llegamos a Busdongo hicimos una parada donde la mayoría fue a la famosa panadería o al bar, algunos quedamos viendo como la máquina de ALSA de color gris (que me recuerda a los colores del Supra) daba la vuelta para situarse en el otro lado del tren para volver a Asturias.
Según Trevor Rowe, destacado aficionado y fotógrafo ferroviario de Gran Bretaña, la vía ferroviaria por Pajares era, en 1970 “uno de los pasos montañosos más difíciles de Europa”.
La vuelta a Oviedo fue muy entretenida hablando con unos y otros, había viajeros de Madrid, de Vigo, de Cantabria y muchos asturianos como yo. También pude observar a lo largo del recorrido la cantidad de gente con sus trípodes y cámaras esperando para hacer la foto al tren (bonita afición) en medio de un prado.
Espero que os haya gustado mi relato y os recomiendo encarecidamente realizar un viaje en un tren histórico si tenéis oportunidad, yo tengo pendiente ir a Zaragoza a cobrar el premio de la lotería de Navidad de este año que va a tocar y visitar a la gente maja de AZAFT.
Por último dar las gracias a ALSA por la iniciativa que espero que se mantenga en el futuro y sea posible que la rampa de Pajares perdure y siga viva por muchos años.
¡Viajeros al tren!
Natalia Fernández