(dpa) – En un momento las pelotas grandes de plástico fueron furor. Todos estaban convencidos de que ayudaban a mejorar y mantener la postura, al punto de querer reemplazar la silla del trabajo por una pelota. ¿Es tan así?
Consultamos a Ingo Froböse, director de un centro de terapias del movimiento, y el experto consideró que la pelota de gimnasia no es un buen reemplazo para la silla, sobre todo porque no puede adaptarse al tamaño y la forma de cada cuerpo.
Según Froböse, no es la única contra. La pelota, asegura, tampoco es garantía de que uno está sentado en una mejor postura, porque el modo en el que nos sentamos sobre la pelota exige contraer algunos músculos que pueden verse rápidamente saturados. Eso genera el efecto contrario al buscado. Además, la pelota se escapa y la falta de respaldo hace que los riesgos de accidente aumenten.
Es mejor utilizar una mesa a la que se le puedan cambiar las alturas para trabajar de vez en cuando de pie. Si uno se pone de pie al menos una vez por hora, se estira y da unos pasos, aunque sea hasta la impresora, puede volver a sentarse en la silla tranquilo, opina Froböse.