(dpa) – Todos los esfuerzos estaban dirigidos hasta ahora a lograr una experiencia de manejo exitosa, una llegada a destino sin problemas. Pero en el futuro se buscará también que cada trayecto sea una experiencia placentera en sí. Esa fue la idea que guía los desarrollos que expusieron las automotrices en la gran feria anual de la electrónica, la CES, que se celebró en Las Vegas hasta el 11 de enero. El automóvil ya no apunta mejorar la velocidad y la potencia, el conductor ya no será necesario en pocos años. Se trata entonces ante todo de que los pasajeros la pasen bien a bordo. El eje de la innovación está puesto en los sistemas de conducción inteligentes, las grandes pantallas y las ofertas de infoentretenimiento.
La novel automotriz china Byton presentó al M-Byte con un display gigantesco a todo el ancho de su tablero de instrumentos, que estará disponible en la producción en serie del modelo. Mercedes promociona en su nuevo CLA no tanto el diseño o los motores como el mejorado sistema de asistencia a la conducción MBUX, que puede responder ahora también a gestos e incluye la posibilidad de comandos verbales con diálogos naturales.
Kia reconoce el estado de ánimo de sus ocupantes y adapta a esta situación en forma automática el clima y el interior dentro del vehículo. Audi ofrece juegos de computacíón en mundos virtuales, cuyos contenidos se vinculan a los movimientos del auto y la realidad exterior que atraviesa. Y quien se acomoda dentro de un BMW iNext puede sentirse como en la sala de estar de su casa, ya que toda la técnica se esconde en una atmósfera de bienestar.
Hay varios motivos por los que las automotrices se preocupan tanto por cómo informar y entretener a conductor y pasajeros dentro del auto. Por un lado, pronto ya no habrá nadie que se tenga que ocupar de la conducción. Nadie dudaba en Las Vegas que no tardará en imponerse el piloto autónomo. Esto lleva a un paulatino desempoderamiento del conductor y el abandono del auto como propiedad privada de individuos o familiar.
El futuro parece estar en compartir autos y viajes, con shuttles autónomos, siempre de propulsión eléctrica. Se los convocará mediante una aplicación del teléfono móvil y planificarán automáticamente sus rutas de modo tal que lleven a la mayor cantidad de gente por los caminos más cortos a más destinos.
Como no sólo se trata de transportar personas, sino también paquetes, continuó desarrollando Mercedes las visiones futuristas Urbanetic y Rinspeed para su pequeño Microsnap. Lo hace con la perspectiva de elaborar distintas versiones de carrocería que se pueden cambiar en estaciones especiales, para llegar a un uso más eficiente del vehículo adaptándolo a diversos formatos según la necesidad del momento. Se bajaría a la vez de ese modo la cantidad de autos en la calle.
En la lucha contra el exceso de tránsito se registra también un retorno a la bicicleta. Muchas automotrices habían comenzado su trayectoria hace más de un siglo con la fabricación de bicicletas. Ahora hay un retorno a los orígenes, como con la bicicleta Schaeffler Bio-Hybrid, que cuenta con apoyo propulsor eléctrico y está plenamente conectada a internet y viene dotada de una pequeña carrocería. O como la de Kia, que tiene cuatro ruedas, con lo que vuelve a convertise en auto, sólo que los pedales aquí sirven para pedalear.
EL nuevo CLA de Mercedes, en tanto, contrasta con todas las visiones y conceptos futuristas con su aquí y ahora contundente: sale a la venta en mayo. Incluso Harley-Davidson coquetea con la modernidad y presentó su primera motocicleta eléctrica, la LifeWire, que se podrá adquirir a mitad de año para salir a la ruta con una autonomía de unos 180 kilómetros. Pero a diferencia de los prototipos autónomos de BMW, que daban sus vueltas de exhibición en Las Vegas sin conductor a bordo, las Harley-Davidson, aún eléctricas, requieren aún del conductor de campera de cuero que es simbiótico con la marca.
Por Thomas Geiger (dpa)