(dpa) – Las vacaciones comienzan con ejercicios de respiración profunda. Una y otra vez hay que inhalar y exhalar, de acuerdo con las indicaciones de un terapeuta durante la caminata por el bosque. Estamos en la Alta Selva Negra, ubicada en el estado alemán de Baden Wurtemberg.
Los árboles en el macizo montañoso parecen llegar hasta la nubes y el aire es agradablemente refrescante incluso en los días calurosos de verano. Ese es exactamente el motivo por el cual se vacaciona en esta región: para respirar, para recargar las pilas y relajarse.
El especialista alemán en climatoterapia Nicolas Prinz apunta que el clima en la región es templado. «No es tan húmedo durante el día en verano y más fresco por la noche».
El viento suave que corre durante todo el año también ayuda a desplazar más rápidamente los factores de alergia, explica Prinz, quien sostiene que hacer senderismo en un clima de estas características asegura el bienestar físico.
Por un lado, uno se mueve con mayor naturalidad y por otro, se expone el cuerpo a estímulos climáticos que activan sus propios mecanismos de reacción, señala Prinz. Esto aumenta las defensas inmunológicas y reduce la sensibilidad a las influencias ambientales.
La región climática de la Alta Selva Negra está formada por seis resorts de salud en Hinterzarten, Lenzkirch, Saig, Schluchsee, St. Blasien y Titisee. Además hay 18 rutas de senderismo climáticas con diferentes niveles de dificultad.
Durante la caminata por el bosque se puede oír el sonido de las hojas o el zumbido de los insectos, además de la propia respiración. De un momento a otro Prinz da una nueva indicación: «ahora deténgase y respiren hondo».
Los senderos de la ruta elegida alrededor del lago Schluch en la Alta Selva Negra conducen a través de árboles muy antiguos. El camino es estrecho y pasa por encima de palos y piedras, raíces y también por un campo de musgo.
Y cada tanto aparecen arbustos llenos de arándanos maduros, listos para saborear.
Las ofertas para hacer senderismo vital han aumentado considerablemente. Prinz no se sorprende: «la mayoría de la gente está lejos de la naturaleza en su vida cotidiana. Queremos y debemos aprender de nuevo cómo hacer para estar más cerca de ella», destaca.
La idea de la conservación de la naturaleza mueve a cada vez más personas. Y la importancia del cuidado del planeta se percibe mucho durante este paseo guiado por el bosque.
Si el senderismo no le alcanza quítese los zapatos, aconseja el guía Markus Dutschke, que camina descalzo siempre que puede.
Al principio duele caminar sin calzado por el bosque. Sin embargo, también es muy divertido, recalca Dutschke, quien asegura que después de unos minutos el pie se acostumbra. Y la cabeza también.
Poco a poco ya no se mira hacia el suelo a cada paso, sino hacia arriba, hacia los árboles interminablemente altos, y se vuelven a escuchar los sonidos del bosque. Al mismo tiempo se percibe la tierra blanda, se sienten los lugares secos y el musgo en el que se hunden los dedos de los pies.
En lugares donde hay mucho musgo la caminata se detiene. El entusiasmo es grande, todo el grupo pisa el manto verde y hunde los pies.
El bosque Schwarzahalden está protegido desde 1970 y fue reconocido por la Unesco en 2017. Se encuentra en la zona biósfera de la Selva Negra y tiene una extensión de 428 hectáreas. Aquí se preserva el hábitat y la diversidad de especies, y el desarrollo económico debe ser sostenible.
Al principio parece tratarse de una caminata normal por senderos a través de un bosque. Pero luego se ven los primeros árboles caídos cubiertos de un musgo denso y helechos.
Es importante tener un buen calzado porque el camino también pasa por encima de grandes raíces o por debajo de troncos de árboles caídos que aún no han sido removidos del camino.
«Esa es la belleza de la naturaleza, que evoluciona continuamente. Cada vez que entro en el bosque veo algo nuevo», cuenta el guía y guardabosques Klaus Giller.
Casi no existen los árboles perfectos. «La naturaleza no necesita un árbol hermoso, sólo el ser humano lo necesita», apunta Giller. En este bosque los árboles débiles y tambaleantes se apoyan en sus vecinos, señala el senderista.
Por Simone Andrea Mayer (dpa)