Santiago de Compostela, 24 oct (EFE).- Womex, una convocatoria que anualmente se celebra en una ciudad diferente y que este año en Santiago está dedicada a la música iberoamericana, ha dejado para hoy una de sus jornadas más especiales por la ceremonia protocolaria de traspaso del bastón a Budapest, donde se celebrará el próximo año.
La feria, que ha abarrotado los espacios y las calles de la capital gallega, ha recibido hoy la visita del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que comenzó el circuito pasadas las doce y media del mediodía, junto al alcalde de Santiago, Agustín Hernández, el conselleiro de Cultura y Ordenación Universitaria, Xesús Vázquez, y otros representantes del Gobierno gallego.
El paseo por los 270 puestos que acaparan el espacio de la Ciudad de la Cultura, repartidos en cuatro niveles, empezó en la caseta de la marca ‘GalicianTunes’, una plataforma que impulsa la presencia de la música gallega en este encuentro multidisciplinar.
En él los representantes del Ejecutivo autonómico se encontraron con el gaiteiro gallego Xosé Manuel Budiño, con el que intercambiaron impresiones sobre el evento.
Feijóo saludaba a todo el que se acercaba, ante la atenta mirada de los responsables de seguridad, de los miles de profesionales, así como de los medios de comunicación y curiosos que preguntaban: «Who is?»
Durante el recorrido, la comitiva hizo pequeños «breaks» en el stand del Festival de Ortigueira, Sonidos de España, MúsicaFol, un stand de Korea para visualizar sus artes o el Mirmidon Producción, que publicita la música de artistas como Eliseo Pura, La Musgaña, Uxía, Kepa Junquera o Luar na Lubre.
De traje pero relajado, la visita protocolaria así lo exigía, Feijóo se ha dirigido, de manera distendida y afable, a los responsables de la caseta ‘Oreka TX’, dedicada a la cultura del País Vasco.
Hernández fue el primero que se animó a probar la txalaparta, un instrumento de percusión tradicional de Euskadi que consta de dos soportes sobre los que se coloca un material aislante -como hojas de maíz, sacos viejos enrollados o hierba seca- y sobre esto un tablón que es golpeado por cuatro palos, dos por cada txalapartari.
Feijóo no quiso ser menos. El regidor local de Santiago le metió el gusanillo y Feijóo decidió coger el testigo, que según el responsable de este pabellón «para ser la primera vez lo hizo bien», aunque apreció entre risas que debería viajar al País Vasco alguna vez más para mejorar.
Otro de los altos del presidente de la Xunta fue en la caseta de la Embajada Cultura de Brasil, donde los delegados lo invitaron a probar la cachaza del estado de Minas Gerais, la bebida alcohólica destilada más popular del país latino, que se obtiene como resultado del alambicado del jugo de la caña de azúcar fermentado.
Tras brindar por «Salud a Galicia», la delegación brasileña le regaló una botella de este brebaje, también conocido con el nombre de pinga, braquinha, caxaca, caxa o chacha, un ron característico subproducto anterior a la cristalización del azúcar.
«Creo que le gustó», comentaron a Efe los brasileños, quienes detallaron que el jefe del Ejecutivo gallego también se interesó por el proceso electoral de Brasil, así como por los emigrantes gallegos residentes en esa región del país de la samba.
Pero Feijóo mostró un especial interés cuando llegó al área de Budapest, probablemente para conocer más de cerca a sus invitados, el ministro húngaro de Educación, Cultura y Recursos Humanos, Zoltan Balog, y a la embajadora de Hungría en España, Enikö Györique, a los que recibiría después.
A la salida, la tradicional foto de familia, tras la que el director de Womex, el alemán Alex Walter, obsequió al presidente con una bolsa de recuerdos de la feria, a lo que Feijóo respondió entre risas: «Muchas gracias. Y recuerdos a la señora Merkel».
Posteriormente, bajo una jornada otoñal muy agradable, con temperaturas altas para esta época del año, que alcanzaron los 22 grados y que permiten a los asistentes disfrutar de un evento único y señero, Feijóo y Vázquez recibieron a Balog y a Györique.
Tras la firma en el libro de honor, en el que el ministro húngaro mostró su felicidad por acudir a Compostela en un acto del que espera que se convierta en un «nuevo lazo cultural» entre Galicia-España y Hungría, ambos intercambiaron apreciaciones acerca de la ciudad, en la que la delegación húngara querría quedarse más tiempo, pero que tiene que abandonar el domingo.
En lo que a música se refiere, el WOMEX 2014 llega hoy al ecuador con los sonidos de África, del Caribe y del Mediterráneo y lo hace con las actuaciones de Sékouba Bamino, de Guinea Conakry, el virtuoso trompetista macedonio Dzambo Agusevi, la banda etíope Ethiocolor, la angoleña Batida o el grupo de música tradicional caribeña de Curaçao y de danza europea Kuenta i Tambu.
Patricia Pernas