(dpa) – Normalmente sólo se desplazan unos carritos eléctricos en el campo de golf de Pebble Beach, en las costas de Monterrey, en California. Pero en este día, un estruendo rompe el silencio.
Poco antes del clásico «Concours d’Elegance» tuvo su primera aparición pública en la legendaria ruta costera 17-Mile-Drive una réplica del Mercedes SSKL con el que el piloto alemán Manfred von Brauchitsch ganó la carrera Avus en 1932.
El motor en línea de más de siete litros y seis cilindros es tan ruidoso que ahoga a los Ferrari, Lamborghini y Bugatti que se acercan lentamente al famoso campo de golf para asistir al Concurso de Elegancia 2019. Ni hablar de la diferencia de sonido con los Tesla y otros coches a batería.
Entre el 15 y el 18 de agosto se celebró la Semana del Automóvil en Monterrey. Lo que comenzó hace casi 70 años como un concurso de belleza para coches clásicos se ha convertido entretanto en una gigantesca fiesta del automóvil.
Además de múltiples concursos hay al menos diez subastas en las que el martillo cae cada segundo: el año pasado, según la compañía de seguros de coches clásicos Hagerty, se subastaron alrededor de 1.300 coches por un total de casi 400 millones de dólares.
También este año se presentaron varios modelos millonarios: un Aston Martin DB5, utilizado en una producción de James Bond, cambió de manos por 6,4 millones de dólares.
En tanto, el coche particular de Ferdinand Porsche – el Porsche Type 64-, no encontró comprador.
Para el actual propietario, una oferta por 17 millones de dólares no fue suficiente para entregar al antepasado de todos los autos deportivos de la marca alemana con sede en Stuttgart.
Muchos fabricantes llevan a Peeble Beach autos nuevos en ediciones limitadas. Esto impulsa tanto el precio como el interés.
En la mayoría de los casos, las series especiales ya están completamente vendidas antes de que se presente el auto en sociedad.
No importa cuántos multimillonarios estén interesados en el nuevo Bugatti Cientodieci, con el que la filial de VW recuerda el espectacular superdeportivo EB110 de la década de los 90. Las diez unidades ya han sido asignadas, señala el portavoz Tim Bravo.
El Centodieci cuesta ocho millones de euros (unos 8.909.440 dólares), casi tres veces más que un Chiron, el modelo que tomó como base.
Sin embargo, el Centodieci tiene un chasis independiente y una potencia de 1.176 kW/1.600 CV en lugar de los 1.103 kW/1.500 CV para el de ocho litros y 16 cilindros, detalla Bravo.
También Lamborghini refinó su modelo estrella y presentó el Aventador Roadster como SVJ, que se construirá sólo 63 veces y recuerda el año de fabricación 1963.
En el año de su centenario, Bentley presentó en Pebble Beach el estudio Bentley 8 Litre 1931 y el Lotus Evija, con el que el fabricante británico de automóviles deportivos quiere comenzar el futuro eléctrico.
Mientras que estas novedades se exhiben al público en general, algunos estrenos sólo se pueden ver en habitaciones oscuras con teléfonos inteligentes sellados, y en algunos casos sólo de forma virtual.
La presentación «Closed Room» es la palabra mágica que los fabricantes utilizan para atraer a clientes muy importantes.
Estos pueden pueden ir echando un vistazo a la nueva versión del Mercedes-Maybach GLS, probar un asiento en el Aston Martin DB X, el primer vehículo todoterreno de la marca para competir contra Lamborghini Urus y compañía a partir de 2020, o tener una impresión del primer SUV de Genesies, hermana de la distinguida surcoreana Hyundai.
De una manera similar comenzó la historia de la Pininfarina Battista, el primer hiperdeportivo eléctrico con 1.397 kW/1900 CV. El año pasado todavía era un objeto secreto para unos pocos y ahora ocupa el centro de atención en el campo de golf como modelo de producción.
Dzemal Sjenar espera correr la misma suerte. El ingeniero de desarrollo de Volkswagen trajo esta vez el ID Buggy.
Mientras corre a la par de un Mayers Manx basado en el Beetle, desarrollado hace más de 50 años, Sjenar arremete la 17-Miles-Drive con el ID Buggy eléctrico y espera que esta excursión allane el camino para que este modelo ecológico entre en la producción en serie.
Por Thomas Geiger (dpa)