Ante la falta de movilidad que seguirá siendo la tónica habitual hasta, prácticamente, el verano, son muchos los que buscan planes dentro de sus Comunidades Autónomas para alejarse de la rutina, de la desidia que actualmente asola a la mayor parte de la población y para relajarse un poco y alejarse del foco continuado de noticias que siguen girando en torno a lo mismo durante meses.
Es por eso que es interesante echar un vistazo a las opciones de alojamiento, entre las que se encuentra un clásico que empieza a resurgir como nunca: los paradores.
Estos emblemáticos establecimientos, habitualmente situados en palacios, castillos o edificios históricos, han sido testigos de gran parte de la historia de la zona. Es así como han ido forjando un carácter que, con la apuesta de excelencia, han convertido no solo sus habitaciones sino sus menús en unos de los más reputados de la hostelería en nuestro país.
Asturias de Parador en Parador
Para empezar, nada como poner rumbo al de Cangas de Onís, situado a orillas del famoso Sella mientras se descansa en lo que en su momento fue el Monasterio de San Pedro de Villanueva. Este lugar benedictino es uno de los más representativos de lo que se llama el románico asturiano. De hecho, se dice que la parte religiosa se mandó construir por Alfonso I, quien fuera yerno del histórico Don Pelayo.
Para quienes quieran llegar al santuario y Lagos de Covadonga, nada como este enclave para comenzar el ascenso.
Y de Cangas de Onís a Cangas de Narcea, donde el Parador de Corias espera al viajero considerado el Escorial asturiano. Este monasterio ha sido, además, declarado el mejor establecimiento hotelero no urbano según la revista Traveller, un premio que le ha valido para poner una de las localidades más bellas del Principado entre los imprescindibles de los sibaritas del alojamiento.
Y es que es, en sí, un museo vivo. Basta bajar a su sótano para contemplar, como si de un museo se tratase, de los restos arqueológicos de la primera construcción del edificio, aunque es el entorno el que termina por conquistar a quien apuesta por este rincón del Parque Natural de Fuentes del Narcea.
Solo quedaría uno en Asturias por mencionar: el Parador de Gijón, que comparte sus habitaciones con el que fuera un molino histórico y que es el rincón perfecto para quien quiere disfrutar al máximo de una ciudad llena de vida. Con playas, con acceso a zonas montañosas y con mil y un planes en los que disfrutar durante la estancia.
Si algo, además, queda patente en cualquiera de los tres establecimientos de la Red de Paradores, es su apuesta por la gastronomía de kilómetro cero. Esa que muestra al turista la riqueza del recetario asturiano donde el queso, las fabes y, sobre todo, el producto fresco, es clave para conquistar sus paladares apostando por una tradición en la cocina que homenajea la que se realizaba siglos atrás.