Definitivamente hay algo mágico en disfrutar de tus pasatiempos favoritos en vivo y en directo. Quizás es por la inmediatez o por ese sentimiento de sincronía con el momento, pero lo que está claro es que da igual si se trata de radio, televisión o eventos presenciales, el directo siempre es una cualidad que se valora por encima del diferido u otros métodos.
Un sector donde el vivo y el directo no sólo es más valorado, sino que es prácticamente imprescindible es el de los juegos de azar. Aunque ciertas modalidades como las loterías o las apuestas deportivas requieren de un tiempo de espera evidente, para los jugadores habituales de póquer, ruleta y otros juegos del estilo, jugar al casino en vivo y en directo es la única forma de jugar.
Al principio, realizar cualquiera de estas actividades conllevaba algún tipo de presencialidad. Ya sea quedar en el bar del pueblo para jugar al cinquillo, en casa de un amigo para una timba de póquer o en un salón de juegos para echarse una ruleta, la cosa es que para poder disfrutar de cualquiera de estos pasatiempos era necesario verse en un lugar a una hora concreta y de forma simultánea.
Afortunadamente con la llegada de internet y la evolución de la tecnología ha surgido un gran abanico de opciones de casino en vivo. Aquí están listados los operadores que ofrecen este servicio. Una nueva opción de juego que se ha impuesto de manera evidente sobre las vías tradicionales de acceder a este tipo de ocio. Y es que la posibilidad de experimentar la misma sensación del directo desde dónde quieras y cuando quieras es una alternativa demasiado tentadora para las nuevas generaciones y los adaptados a las redes y al avance tecnológico.
Esta realidad la recoge de forma clara los informes de la Dirección General de Ordenación del Juego a cargo del Ministerio de Consumo. Según los datos proporcionados por el organismo gubernamental, el juego presencial ingresa casi el doble que el juego online. Pero no os dejéis llevar por el titular, porque teniendo en cuenta que esta modalidad se empezó a regular en 2011, el crecimiento del juego en línea denota una clara tendencia que camina directa hacia el sorpasso. Para 2020 se estima que crezca un 20% respecto al año anterior, lo cual es una evidencia más de que esta rotura del paradigma ocurrirá más pronto que tarde.
Según el informe sobre el perfil del jugador online publicado en 2018, los jugadores comprenden en su gran mayoría las edades de entre 18 y 45 años, o lo que es lo mismo, jóvenes y personas de mediana edad. Las generaciones que, o bien han nacido en la era digital o que eran lo suficientemente jóvenes para adaptarse a ella durante su juventud.
La brecha generacional es tan real como que cada vez son más los adultos de edad avanzada y ancianos que realizan esfuerzos titánicos por ponerse al día. Un esfuerzo compartido con hijos, nietos y cuidadores que a base de paciencia poco a poco van enseñando a sus seres queridos a usar unas tecnologías necesarias para no acabar en una situación de desigualdad de oportunidades.
Y sí que se puede decir que está dando sus frutos, porque hace unos años sería impensable pensar que nuestros padres y abuelos estarían tan o más enganchados al teléfono móvil como nosotros. Y aunque tarden una hora para escribir un WhatsApp o envíen audios de 15 minutos, eso es lo de menos. Las reglas de protocolo de la nueva era digital ya sería un debate demasiado avanzado para el que no estamos preparados. Lo importante es que no se queden atrás.
Porque las palabras “en vivo” ya no se entienden si no se asocian con las palabras “en línea”. Los eventos en directo retransmitidos por internet han acaparado todos los sectores de la sociedad y lleva pasando muchos años. En 2016 ya se planteaba un festival de música clásica online, e incluso por aquella época no resultaba especialmente innovador.
Los servicios de vídeo bajo demanda como Youtube, que hasta ahora habían supuesto una evolución del diferido, llevan años ofreciendo contenido en vivo y habilitando herramientas de retransmisión en directo ante el auge de plataformas de streaming como Twitch que han acaparado un gran porcentaje del mercado. Instagram se vio obligado a añadir vídeos en directo en su plataforma para combatir el tirón de aplicaciones como Periscope y la inmensa mayoría de los canales de televisión disponen de su propio servicio de retransmisión en línea para frenar la sangría de unos espectadores que cada vez consumen menos televisión de manera tradicional.
La conclusión es clara: los servicios en línea son la nueva forma de disfrutar en vivo y quién no se adapte puede que pierda su trozo de pastel.