(dpa) – Todos hablan de la globalización y de la homogeneización de los mercados y del mundo, pero el Salón del Automóvil de Guangzhou, en China, demuestra que la tendencia puede ser justamente al revés. Al recorrer el Salón, salta a la vista que el país asiático tiene sus propios gustos y tendencias en este sector.
Por poner un ejemplo: a los chinos les encantan los fabricantes de coches alemanes y hace tiempo que son el principal mercado de marcas como Audi, Mercedes y BMW. Sin embargo, tienen toda una gama de automotrices propias que marcan una agenda totalmente distinta. El nombre de muchas de esas marcas nunca lo hemos sentido nombrar, y como no suelen estar apuntando a la exportación, tampoco lo escucharemos tan pronto. Pero allí están, produciendo para el mayor mercado mundial.
El Salón de Guangzhou es el que mejor expone las tendencias nacionales. Los eventos de Pekín y Shanghai ya son mucho más convencionales para los visitantes de Occidente, pero volando tres horas desde la capital china todo se vuelve más regional.
¿Cuáles son esas marcas desconocidas?
Enovate, Exeed y Geometry no ingresaron, al menos por el momento, al radar occidental. Algunas de ellas tienen raíces tan fuertes en su país que ni siquiera suelen escribir su nombre en letras latinas en el stand. Ni pensar en que tengan personal atendiendo en otro idioma fuera del chino.
Pero independientemente de si uno puede entender el nombre y la información técnica, está claro que casi todas estas marcas «exóticas» están ofreciendo modelos SUV, en su gran mayoría eléctricos, y de un diseño muy propio. Para ver un coche de estilo occidental clonado hay que buscar bastante, y al recorrer los pasillos de la feria lo único que puede recordar en algo al Viejo Mundo son los detalles, como la parrilla o los reflectores de algún modelo.
Especiales para China
Incluso las marcas que uno conoce, como pueden ser Volkswagen, Skoda, Ford o Toyota, presentan modelos muy distintos a los que se ven en los Salones de Fráncfort, Tokio o Los Angeles.
Como el mercado chino es tan enorme, las automotrices le diseñan modelos especiales. Volkswagen, por ejemplo, produce una Van Viloran XXL especialmente para China, Skoda transforma su todoterreno Kamiq en un lujoso GT con una insinuación de cupé, y otros modelos como el A4 de Audi, el Peugeot 2008 y la limusina de Mercedes de la clase A vienen con una mayor distancia entre ejes y más espacio enel interior.
Las empresas occidentales incluso han desarrollado marcas propias para este mercado. Jetta era un modelo muy conocido de Volkswagen, pero en China se convirtió en una nueva marca, y Mercedes se unió con BYD y está fabricando coches eléctricos llamados Denza. El primer diseño estuvo basado en la clase B, pero ahora ya salió un segundo modelo diseñado en base a las plataformas chinas, el Denza X. Es un SUV de siete asientos que promete tener un alcance de 500 kilómetros y sólo cuesta unos 44.000 dólares.
Presentaciones de relevancia mundial
A pesar de estar muy enfocado en el mercado local y darle en cierto grado la espalda a la globalización, el Salón de Guangzhou tiene para ofrecer algunas presentaciones de relevancia mundial. Como era de esperar, son todas SUV, pero los objetivos, el diseño y los motores son sumamente dispares.
Está el UX 300e de Lexus. Es el primer coche eléctrico de la automotriz y tiene baterías que alcanzan hasta 400 kilómetros. Aston Martin, en cambio, levanta el paño para dejar al descubierto su DBX, que tendrá una capacidad de 404 kW7550 CV, una máxima d e 300 km/h y será por unos 220.000 dólares una alternativa deportiva interesante a los Rolls-Royce Cullinan y a los Bentley Bentayga. Y Mercedes entaltece su GLS en versión Maybach con mucho cromo, un motor V8 híbrido de 410 kW/558 CV y una cabina de lujo con asientos reclinables en el fondo.
Mientras en las clases más bajas se han hecho claras adaptaciones a los gustos locales agrandando, entre otras cosas, la carrocería, el DBX y el Maybach GLS son modelos homogéneos en todo el mundo. Al menos el segmento de lujo los gustos globales parecen ser los mismos.
Por Thomas Geiger (dpa)