(dpa) – El Peugeot 208 es un auto que mantiene su andar confortable aún como usado, superando muchos de los defectos que acumulaba con el paso del tiempo su antecesor, el 207. Sin embargo, de comprarse un 208 usado, conviene hacerlo de los últimos modelos, que resultaron más sólidos.
Uno de los problemas que siguen registrándose es el de los frenos. Los discos suelen presentar en el Peugeot 208 un desgaste mayor que en modelos similares, como podría ser el Volkswagen Polo. También conviene revisar el caño de escape y eventuales pérdidas de aceite.
Los modelos del 208 presentan a partir de 2014 mucho menos problemas, según estudios del Automóvil Club Alemán (ADAC). El Peugeot 208 fue lanzado al mercado en 2012 con características algo menos pretenciosas que su antecesor, el 207. Se redujo su largo a 3,96 metros, no se ofreció en variantes familiar o descapotable, y se incorporó motores de tres cilindros más pequeños, para reducir el consumo, aunque también se retomó la producción de una versión GTI con reminiscencias de antiguos éxitos deportivos.
Aumentó en tanto la capacidad de su maletero de 270 a 285 litros y se equipó en serie con ABS y seis airbags. En 2015 experimentó un rediseño incluyendo también tecnología LED para las luces traseras, motores nuevos o mejorados, así como conectividad y asistentes de conducción.
El motor diésel de 1,6 litros del modelo 2015 marcó un mínimo de consumo de 3,0 litros promedio, con emisiones de dióxido de carbono de 79 g/km. Los diésel del Peugeot 208 entregan, según el año de fabricación una potencia de entre 50 kW/68 CV y 88 kW/120 CV. Los motores a gasolina van de 50 kW/68 CV a 147 kW/200 CV en el GTI regular, que en su edición especial puede incluso llegar a 153 kW/208 CV.