
(dpa) – Para cuando maduran los primeros membrillos en realidad ya casi pasó su tiempo de cosecha. Sin embargo, el aroma dulce de estas frutas amarillas y levemente afelpadas ya casi no forma parte de los jardines. La gente suele preferir plantar árboles de manzanas y peras.
Sin embargo, hay un par de argumentos a favor de poner un membrillo en el jardín. Su forma similar a la de un arbusto hace que se trate de árboles más bien pequeños, con lo cual son perfectos para los cada vez más usuales jardines de dimensiones acotadas. Además, sus hojas duras y verde oscuro lo vuelven atractivo y vistoso en los meses de verano.
Sus aromáticas flores entre blancas y rosas suelen transformarse luego en frutos. Otra ventaja es que el membrillo florece más tarde que la manzana y la pera y por eso no se ve afectado por algunas heladas tardías.
Más resistente que la manzana y la pera
Pero además, el membrillo es muy resistente a enfermedades y parásitos, mucho más que las manzanas y peras, estrechamente relacionados con ellos. Sin embargo, es usual que, en las zonas húmedas y en los veranos húmedos, aparecen en las hojas manchas que pueden hacer que éstas se caigan.
Hay poco que hacer en estos casos. En lo posible hay que sacar las hojas enfermas y colocarlas en el contenedor para la basura orgánica para que al año siguiente haya un menor potencial de infecciones. Los expertos en jardinería no recomiendan usar fungicidas en el jardín de casa.
Poco después de la época de cosecha comienza también la época para plantar los nuevos árboles de membrillo, que se venden sin maceta, con la raíz al aire. Si hace demasiado calor o está demasiado seco, las hojas de los árboles se ponen amarillas y mueren.
La tierra debe estar húmeda más que mojada
El membrillo no necesita de cuidados especiales, pero durante su etapa de crecimiento necesita tener sol y calor, mientras que en invierno necesita temperaturas más bien templadas. Tampoco tolera las heladas muy fuertes. La tierra debería estar ligeramente húmeda, pero no mojada. Y, por otro lado, no todas las variedades se llevan bien con una tierra con demasiada cal.
El membrillo forma parte de la familia de las rosáceas y es el único representante de la especie cydonia. El nombre botánico Cydonia oblonga se relaciona con el nombre en latín Mela cydonia, lo que se traduce como «manzana de Creta».
En la Antigua Grecia, un símbolo de fertilidad
En la Antigua Grecia, el membrillo era considerado la fruta sagrada de Afrodita y representaba la fertilidad y una larga vida. La historia cuenta que, al ocupar Creta, los romanos llevaron los membrillos al Antiguo Imperio Romano e hicieron que fueran cultivados allí en grandes superficies. Al parecer, se plantaron membrillos ya hace 6.000 años, por lo que forman parte de los frutos más antiguos de los que crecen salvajemente.
Hay distintos tipos de membrillos, como el membrillo gigante de Leskovac. Al cocinarlo, su carne no se pone roja, sino que se mantiene blanca. En cambio, si se quiere hacer jugo de membrillo, se recomienda el membrillo de Ronda.
Evitar que la fruta se ponga marrón con calcio
Uno de los problemas con los membrillos es que su carne puede ponerse marrón, una alteración que no afecta a la salud. Se debe simplemente a una absorción irregular de agua y nutrientes tras el clima cambiante después de la floración.
Por eso, para asegurar un abastecimiento parejo, se recomienda evitar esto con preparados de calcio para rociar la planta así como cosechar los frutos temprano.
Por Melanie Öhlenbach (dpa)