¿Tanta diferencia hay entre un café y otro? Aunque para muchos palares, hechos a cualquiera no tiene relevancia, los más exquisitos buscan los granos molidos más especiales para disfrutar de un ritual que lleva toda una preparación detrás.
El Café de Especialidad cumple con esa regla. Es un café que ha conseguido tener, como mínimo, 80 puntos de catación (el máximo es 100) en una escala creada por la organización internacional Coffee Quality Institute.
¿Qué entra dentro del baremo? El aroma, la intensidad del líquido resultante, la densidad… sin duda, para muchos será un asunto sin importancia, pero no lo es tanto atendiendo a cifras.
Solo en una semana normal, nuestros camareros sirven hasta 535 millones de tazas de café en nuestro país, con una resulta total de casi 4.5 kilos per cápita.
Ante esto, ¿por qué hay que apostar cada vez más por este tipo de café de calidad?
Pese a que en casa o en las barras el café más solicitado se mezcla con leche, al igual que pasa, por ejemplo, cada vez más con la cerveza, el verdadero amante del café busca la exclusividad para poder degustarla solo.
El aroma afrutado o de chocolate que se puede percibir al dar un sorbo al café gourmet se aleja mucho del trago de un café corriente. Porque sí, hay que hacer que el paladar lo deguste y disfrute.
Mientras en el caso del café especialidad el grano siempre es arábiga, lo que encarece el producto si se compara con la mezcla que se hace en el café más corriente que se encuentran en cualquiera de los lineales más habituales.
Pero sin duda, el hecho de que la recolección sea manual es lo que, como en todo, lo hace aún más especial. Para que cuente como especialidad es necesario que sea de la misma finca y que su lavado ofrezca de resultado menos defectos en su empaque final.
El mismo tueste marca la diferencia principal ya que, para que puntúe y sea realmente exclusivo, debe ser inmediato a su consumo frente al resto que pueden llevar incluso meses tostados.
“Los que de verdad aman el café son capaces de percibir en un solo sorbo lo que significa tomar este tipo de líquido marrón. Es un verdadero placer para los sentidos, pero sobre todo, es también un acto responsable” comentan algunos expertos en la materia.
Y es que la Responsabilidad Social forma parte del alma del Café Especialidad, que asegura una serie de valores éticos que protegen tanto a sus recolectores como a las fincas agrícolas donde se siembra, así como a directrices medioambientales.
Pero si hay algo que convence de verdad, es la trazabilidad del grano desde origen hasta la taza. Eso garantiza que no solo todo lo mencionado anteriormente se cumple escrupulósamente sino que el producto final cumple con las expectativas de quien apuesta por él, precisamente, por ser algo tan exclusivo que solo se da en pequeñas cantidades en el mercado.
“Quien busca la exclusividad, en términos de taza, busca el café especialidad”.