(dpa) . Los turistas que pasan por Trento conocen generalmente muy bien dos partes de la ciudad: las salidas de la autopista Trento Norte y Trento Sur. La mayoría pasa por allí con el coche sin prestarle demasiada atención a la capital de la provincia autónoma de Trento, desde italianos de Milán o Roma en camino al Tirol del Sur o Múnich hasta alemanes que se dirigen a la Toscana o al Adriático.

El guía Martin Rossi reconoce que alrededor de dicha ciudad hay varias atracciones más famosas: Verona, las montañas Dolomitas, el Lago de Garda. «Trento no es nada especial. Pura industria», opina el conductor de autobús de un grupo bávaro de turistas.
Que esto no es tan así queda claro con solo dar un paseo por el casco antiguo de la ciudad. Desde mediados de los ’90, este fue transformado en un gran paseo peatonal, lo que permite recorrerlo con tranquilidad. Es imposible equivocar el camino: detrás de cada esquina hay una callecita más bonita que otra.
«Ciudad pintada», llamaban a Trento muchos de sus ilustres visitantes, entre ellos el gran poeta alemán Johann Wolfgang Goethe, por sus numerosas fachadas decoradas con coloridos frescos. La mayoría de estas pinturas son de las primeras décadas del siglo XVI, la época del Concilio de Trento.
La reunión cumbre del clero convirtió a Trento en el centro del mundo cristiano entre 1545 y 1563. Es por eso que los nobles y el cardenal Bernardo Clesio embellecieron lo más posible la ciudad. Hasta el día de hoy se conservan decenas de fachadas pintadas que fueron restauradas una a una a partir de los años ’80 del siglo pasado.
La Piazza Duomo es el centro natural de la ciudad, y alrededor de su Fuente de Neptuno se pasean tanto locales como turistas. Sin embargo, pocas veces falta espacio. Incluso antes de la pandemia, el casco histórico nunca se vio atiborrado de turistas como sucede en otras ciudades italianas como Florencia o Venecia.
Entre las torres de piedra y los palazzi asoman las montañas verdes. Los romanos llamaban a esta ciudad Tridentum, porque se ubica entre tres cumbres montañosas. Una de las excursiones favoritas de sus habitantes, tanto en verano como en invierno, es la que lleva al Monte Bondone, de 2.180 metros. «Muchos tienen una casa de verano allí», dice Rossi. En la montaña también hay una pequeña estación de esquí.
Por todo esto, no sorprende que Trento se ubique una y otra vez en los rankings de las mejores ciudades de Italia para vivir. La ciudad es próspera y hay muchos lagos en los alrededores. Además, a sus puertas se encuentran los Dolomitas de Brenta, una zona de escalada muy conocida.
«Trento no es una cosa ni la otra, no es del todo Italia pero tampoco es el auténtico Tirol», opina Rossi. «Nuestra mentalidad es alemana, pero nuestro corazón es italiano», asegura. Es probable que los 16.000 estudiantes de la ciudad deseen por momentos que la ciudad sea algo menos rígida, sobre todo cuando quieren salir de noche y sus ambiciosos habitantes solo buscan dormir en paz.
«En los años ’90, la ciudad quedaba como muerta a partir de las 19 horas», recuerda Rossi. Hoy en día, los cafés de la Via Verdi, sobre la cual se agolpan las facultades de la universidad, están al menos llenos de estudiantes tomando su aperitivo.
Además, los jóvenes habitantes de Trento pueden practicar deportes, hacer pícnics y festejar sin molestar a nadie en el nuevo Parco delle Albere. Esta superficie cubierta de césped se encuentra delante de la nueva biblioteca universitaria en medio del barrio de igual nombre, diseñado por el arquitecto estrella Renzo Piano en un descampado industrial entre las vías del tren, el río Adigio y la autopista A22.
El ultramoderno barrio de Le Albere recuerda un poco al nuevo barrio Hafencity del puerto de Hamburgo, pero está algo más vacío. Allí se encuentrea el nuevo museo de ciencia llamado Muse. Desde su inauguración en julio de 2013 y hasta antes de la pandemia atraía a medio millón de visitantes al año.
El edificio, también diseñado por Piano, es espectacular. Los techos oblicuos, cubiertos de paneles solares, recuerdan al contorno de las montañas cercanas, explica Antonia Caola, portavoz del museo.
El centro del museo es un gran hall abierto, desde el que se observan los seis pisos del edificio y de cuyo techo cuelgan agarrados de cables de acero águilas y alces, íbices y pavos reales. Decenas de animales disecados pueblan el atrio, pero lo que más llama la atención es el esqueleto de una ballena adulta, que muchos niños confunden con un dinosaurio, según dice Caola.
Los verdaderos dinosaurios se encuentran en el primer subsuelo de la exposición permanente: Dilophosaurus y Plateosaurus, Desmatosuchus y Talarurus. Los niños buscan en vano un T-Rex. La mayor exposición de dinosaurios de los Alpes solo incluye ejemplares que vivieron en la zona.
Cada piso del museo está inspirado en una zona de las montañas. Bien arriba, en lo que sería la cima, los visitantes pueden tocar el hielo de un glaciar artificial; más abajo pasean por un laberinto de variedades alpinas, observan un arrecife de coral en el acuario y ven en video cómo este se transforma en los cercanos macizos de Brenta. El mantra de Muse es que sus visitantes tengan una experiencia interactiva.
Este moderno museo es muy famoso en Italia. Sin embargo, es desconocido para muchos turistas extranjeros, que nunca escucharon hablar de él. Está claro que el Muse es una gran opción en días de lluvia. Y quién sabe: quizá durante una de sus excursiones, más de un turista descubra que quizá conviene bajar de la autopista y detenerse en Trento.
Información: Trento
Llegada: los aeropuertos más cercanos son los de Verona y Bolzano. También se puede llegar en tren.
Ingreso: desde el 1 de junio se puede viajar a Italia sin tener que cumplir con ningún requisito relacionado con la prevención del coronavirus.
Mejor época para viajar: Trento es un destino para todo el año, aunque en verano puede ser muy caluroso. La ciudad solo se llena a finales de abril, cuando se celebra allí el Festival de Cine de Montaña.
Informaciones: Oficina de Turismo Trento, Piazza Dante 24, 38122 Trento (Tel.: +39 (0) 461 216000, Internet: www.discovertrento.it)
Por Florian Sanktjohanser (dpa)