PALMA DE MALLORCA (dpa) – Palma de Mallorca vive del turismo y al mismo tiempo se protege de él. La ciudad abre las puertas de sus tiendas en la amplia zona comercial que se extiende desde el puerto hasta más allá de la Plaça Major, pero fuera de este espacio muy transitado vive su propia vida. Las fachadas en las calles laterales parecen ser murallas. Los muros de las casas, de varios metros de grosor, están pegados unos a otros, sin resquicios. Muros altos impiden ver los jardines floridos, cuya presencia sólo delatan las frondas de las palmeras más altas. Los patios están protegidos por rejas de hierro. Esto es una pena, porque los patios de Palma de Mallorca son perlas.
Al principio, no eran los turistas de los que los palmesanos, tal como se llaman los habitantes de Palma de Mallorca, querían protegerse con su arquitectura defensiva. Era los piratas, que una y otra vez asaltaban la ciudad. Hoy en día, son otros los invasores que llegan por mar a Palma. La necesidad de la población local de vivir sin ser estorbada es comprensible, como también lo es el deseo de los extranjeros de echar una mirada detrás de las fachadas.
Esto es posible sin mayores dificultades, pero no al mediodía. Muchos de los aproximadamente 60 patios en el laberinto de callejones del centro histórico que vale la pena visitar están abiertos por la mañana y por la tarde. Sin embargo, están cerrados de las 12:00 a las 16:00 horas. La mejor hora para visitar los patios es temprano por la mañana, cuando Palma aún no está llena de turistas: muchos patios están abiertos para ser explorados. Muchos de los patios que se pueden visitar pertenecen al ayuntamiento y a institutos o academias abiertos al público.
Los patios no parecen ser especialmente atractivos cuando uno mete la nariz por la reja cerrada, pero una vez adentro todo el ambiente es seductor. Generalmente, el visitante entra desde la calle pasando bajo uno de esos típicos arcos de medio punto hechos de piedra caliza mallorquina. Los patios son espacios habitables a cielo abierto, muchas veces dotadas de arcadas y galerías, donde uno puede refugiarse cuando llueve, algo bastante raro en esta ciudad. Cada patio es el centro de un palacio que lo encierra por los cuatro lados. Desde el patio suben escaleras hacia las plantas superiores.
Los patios de Palma también dan sombra. Probablemente, un amante del sol que llega del norte de Europa para pasar un par de semanas al año en la ciudad no comprenderá en toda su dimensión la importancia, sobre todo en el pasado, de un lugar sombreado en medio del calor asfixiante del sur. Eso era puro lujo. Allí afuera, en los campos con su hierba amarilla y cardos afilados, no había sombra. Los campesinos se quemaban durante el trabajo. La nobleza, en cambio, nunca se exponía al sol. Llevar una vida en la sombra era todo un símbolo de estatus social.
En los patios encontraban un lugar sombreado no sólo los habitantes de la casa sino también, y sobre todo, visitantes y paseantes que querían descansar un momento. Pegados a las paredes siempre había bancos para sentarse, y en muchos patios esto sigue siendo así hoy en día. Durante el día, los patios formaban una zona de tránsito de acceso libre entre el espacio público de la calle y los aposentos privados de la casa. El visitante también tenía permiso para tomar agua de la cisterna. La gente estaba sentada frente a frente, descansaba un poco, se refrescaba y entablaba una conversación. El patio debió haber sido un espacio muy comunicativo, un lugar de encuentro. Y también un canal de comunicación: muchas veces se podía pasar desde ahí a un patio contiguo y llegar finalmente a la siguiente calle paralela.
Los patios son especialmente acogedores por la noche, cuando el aire está impregnado del aroma de las plantas y se oye el canto ensordecedor de los grillos. Por entre los postigos brilla la luz azul opaca de un televisor. Las
voces llegan al patio. Instintivamente, los visitantes del patio comienzan a hablar en voz baja.
Muchos viejos aristócratas del centro histórico de Palma tuvieron que vender sus casas en las últimas décadas, porque gran parte de la nobleza mallorquina se había perdido la transformación de la isla en un gran centro turístico. No todos los palacios han sido declarados monumentos nacionales, por lo que muchas veces se venden a Estados Unidos no sólo las decoraciones interiores sino también portales enteros, por ejemplo. Sólo poco a poco se está reconociendo el valor cultural de los patios y su potencial turístico. Actualmente, el ayuntamiento está comprando cada vez más patios para asegurar su conservación. Desde el año pasado se ofrecen por primera vez, en determinados días, visitas guiadas a los patios.
Los patios forman parte de un mundo muy urbano. Palma mira al mar y da la espalda al interior de la isla, a las llanuras que en parte siguen despobladas y a las sierras. Palma es sinónimo de animación, de vida. No necesita paisajes desiertos para recuperar el aliento. Palma tiene sus patios.
INFORMACIÓN BÁSICA: los patios de Palma
Palma de Mallorca impresiona con su catedral gótica y su centro histórico prácticamente intacto. Desgraciadamente, durante la temporada alta, a partir de las 12:00 horas aproximadamente, el centro está lleno de turistas. Por esto, es mejor explorar el corazón de la ciudad temprano por la mañana o por la noche.
Cómo viajar: desde casi todos los aeropuertos europeos hay vuelos directos a Mallorca.
Cuándo viajar: la primavera y el otoño son las mejores épocas para viajar a Mallorca. En verano, cuando hace un sol de justicia, los patios sombreados de Palma son unos de los lugares más agradables para estar.
Por Christoph Driessen