Aunque muchos piensan que basta con elegir muebles que gusten y ponerlos en las paredes, decorar va un paso más allá de eso. Se trata de sacar el mejor partido a los espacios con piezas originales, versátiles y que hagan de la habitación un reflejo de la personalidad de quien las habita sin olvidar el resultado final.
Las habitaciones de padres y abuelos se llenaban con muebles de madera maciza y con dimensiones que poco se ven ahora. Un salón actual está presidido por aparadores modernos para comedor, que siguen líneas habitualmente sencillas y elegantes y suelen apostar por tonos neutros o flúor de cara a llamar la atención.
El uso de los salones en el tiempo
Mientras que en un pasado no tan lejano la vida se hacía en cocinas gigantes con mesas en torno a las cuales se comía, se hacía vida familiar y se pasaban las horas oliendo el aroma de los fogones tradicionales, la llegada e instauración de la televisión como centro de los salones cambió la forma en la que las familias hacían vida.
De la cocina se pasó al salón, lugar en el que ahora se comía y se relajaba delante de la televisión durante las noches la familia para compartir algún programa. Eso ha vuelto a cambiar con la llegada de la Smart tv y la posibilidad de ver en distintos dispositivos las series a demanda.
Con este cambio ha evolucionado también el mobiliario. Mientras que antes los taquillones eran el lugar en el que mostrar las piezas familiares, ahora la forma y colores de los más modernos dan espacio a ser depositarios de los elementos tecnológicos del salón.
Televisión, DVD con Home Cinema que forma parte del decorado también de la zona trasera del sofá, cada vez más grande y atrevido, alfombras que cubren suelos amaderados según la moda, mesas de diseño con espacio para portátiles y tablets que sirven de entretenimiento.
En realidad, el salón ha cambiado para ser ahora lugar de recepción de invitados más que de entornos familiares, de ahí la importancia de elegir bien la pieza clave: el aparador.
Con el salón, el baño es vital
Si hay otro lugar que visita quien entra a un domicilio ajeno como invitado es el baño. Durante la velada seguro que necesita asearse y entra en uno de los espacios que, aunque no se piense principal, habla como el que más de su propietario.
Es el lugar en el que se encuentra parte de la intimidad, los productos que se usan, los aromas que se usan en el aseo y para relajarse.
La decoración de esta estancia cada vez es más trabajada. Azulejos que responden a moda en tonos neutros, platos de ducha con sets que simulan la lluvia, rincones en forma de armario con espejo que sirven de almacenaje y también para jugar con la luz y el ambiente, ropa de baño en forma de toalla o albornoz cada vez más orgánica o espejos grandes que ocupan paños de pared enteros son solo algunas de las ideas de los decoradores.
La decoración, un planteamiento global
En definitiva, decorar una habitación o una casa debe tener, para que tenga coherencia, un plan general que hable de lo que se quiere transmitir con la decoración, que sea un lugar al que llegar y pensar que se puede relajar uno, que está en casa. No es para dejarlo a la improvisación.