WINDHUK (dpa) – El coche de alquiler en el que salimos de Windhuk, la capital, hacia el norte de Namibia por una carretera casi siempre recta no es un vehículo común y corriente. En el techo del todoterreno hay una tienda de campaña.
«Rooftop Tent» se llama este alojamiento plegable, que se puede armar en solo pocos minutos. Las ventajas son evidentes: con una tienda de techo, uno puede explorar el país de forma relativamente económica, al tiempo que la posición elevada de la cama improvisada mantiene a raya a visitantes indeseables como serpientes y escorpiones.
La primera parada, que seguramente no habría sido incluida en un viaje previamente planeado, tiene lugar, casi una hora después de haber salido de Windhuk, poco antes de Okahandja, el principal asentamiento histórico de los herero, una etnia del suroeste de África. Un par de niños de no más de diez años levantan en alto enormes setas blancas de parasol. La carne de estas setas, llamadas omajova en Namibia, tiene una consistencia parecida a la de un pollo y se asa como filetes.
Las omajova crecen después de intensas lluvias en termiteros y son consideradas como una gran exquisitez. Como los accesorios de camping del automóvil también incluyen una botella de gas y utensilios de cocina como una sartén de hierro fundido, la cena ya está decidida.
El parque nacional más conocido de Namibia, Etosha, está situado a unos 250 kilómetros o tres horas en coche hacia el norte. El parque, cuya extensión ha sido ampliada a más de 22.000 kilómetros cuadrados, está situado alrededor del gigantesco salar de Etosha y no solo es de fundamental importancia para la protección de la fauna, sino que también es la principal atracción turística del país.
Las consecuencias son visibles: hay mucho barullo en los tres principales campamentos y la presencia de un león se puede detectar desde lejos por los cinco o hasta diez todoterrenos que están parados junto al animal.
Quien busca tranquilidad y soledad debe seguir viaje, por ejemplo hacia el oeste del país. En la región seca de Damaraland ya no son carreteras de asfalto sino caminos de tierra los que atraviesan el paisaje, en gran parte plano. Y aquí también son diferentes las señales de tráfico: advierten sobre el peligro de los elefantes del desierto. Sin embargo, por cuanto que la lluvia aún no ha comenzado este año, la recepcionista en Camp Madisa hace un gesto negativo con la mano. Hace bastante tiempo que los elefantes no han pasado por aquí, porque el tiempo ha sido demasiado seco.
Sin embargo, la lluvia ya no está lejos. Solo dos días después, con una escala en la ciudad costera de Swakopmund, se levantan las primeras nubes oscuras sobre la tienda de campaña en el techo.
Aquí, los campings están compuestos por un puesto para asar a la parrilla, un retrete desprovisto de inodoro y agua corriente, un terreno plano y poco más. Generalmente, uno no se encuentra con otra gente acampando. Tampoco hay ningún encargado del camping y la tarifa hay que pagarla previamente en una oficina del Ministerio de Medio Ambiente.
Por la noche se oyen desde la lejanía los aullidos de los chacales. De día caminan lentamente por la llanura órices gacela demacrados y alguna que otra jirafa despistada. La prolongada sequía ha hecho mella en los animales, pero su salvación está en camino. En los márgenes del mar de dunas alrededor de los salares Sossusvlei y Deadvlei, el segundo emblema de Namibia junto con el parque nacional Etosha, donde árboles muertos fosilizados en medio de gigantescas montañas de arena roja son testigos de una vida extinguida hace mucho tiempo, por fin las nubes descargan lluvia. Las gotas golpean fuertemente la tienda de techo y un olor fresco, terroso, se levanta del suelo. Solo un par de semanas más tarde la hierba volverá a brotar.
La última estación de este viaje con el dormitorio en el techo son las montañas de Naukluft, situadas a menos de 100 kilómetros hacia el noreste. Aquí hay rutas de senderismo que pasan junto a arroyos que murmuran alegremente y charcas naturales. En los valles, grandes grupos de babuinos saborean las frutas de los árboles y cuidan de sus crías. «Cuando ven algo para comer, van a hacer todo lo posible para conseguirlo», había advertido la recepcionista en alusión a esos insolentes monos.
Información básica: Namibia
Cuándo viajar: Durante el invierno en el hemisferio sur, entre mayo y agosto, puede hacer bastante frío en la tienda de campaña, sobre todo por la noche. Durante la temporada de lluvias, de enero a mayo, puede ser difícil transitar por algunas carreteras. Sin embargo, durante todo el año se puede viajar por el país.
Coche de alquiler: A partir de unos 70 euros (82 dólares) por día se puede alquilar un todoterreno con tienda de techo y accesorios de camping. Los modelos más antiguos son más baratos. Adicionalmente, hay que pagar un seguro.
Alojamiento: Los precios de los campings oscilan entre ocho y 30 euros por persona y por noche. En los parques nacionales hay que reservar previamente un lugar en un camping.
Moneda: La moneda nacional de Namibia es el dólar namibio. Un euro equivale a unos 15,50 dólares namibios, un dólar estadounidense a unos 13,20 dólares namibios. En todas las grandes poblaciones se puede sacar dinero de los cajeros automáticos.
Salud: En el norte de Namibia existe el peligro de contraer la malaria. Por lo demás, no hace falta tomar precauciones especiales. Se recomienda llevar consigo un bloqueador solar potente, un repelente para mosquitos y crema hidradante.
Informaciones: info@namibia-tourism.com, www.namibia-tourism.com.
Por Christian Selz (dpa)