JACKSON (dpa) – Acaba de salir el sol y la mañana veraniega aún está fresca. Poco antes de las 06:00 horas, Amanda White reúne a los turistas en Jackson. El termómetro en el coche marca una temperatura exterior de 45 grados Fahrenheit, o sea, unos siete grados centígrados. «¡Vámonos. Los animales nos están esperando!», dice Amanda mientras que arranca su todoterreno para dirigirse al parque nacional Grand Teton.
En Grand Teton, una cordillera situada en el oeste del estado norteamericano de Wyoming, viven alces, bisontes y osos grizzly, entre otros animales. Amanda trabaja para uno de los touroperadores que hay en Jackson. Aunque estos no pueden garantizar que los turistas puedan ver todos esos animales, las mejores oportunidades en verano se dan por la mañana, antes de que los animales desaparezcan en la sombra de los árboles en esta parte de las Montañas Rocallosas.
Amanda dirige el todoterreno hacia el norte y pronto queda claro que había un segundo motivo para la salida tempranera. En el este, el sol todavía está bajo en el cielo despejado y proyecta sus rayos sobre un lado de la cordillera, que discurre casi exactamente en dirección norte-sur. Los picos dentados contrastan con el fondo. En el transcurso del día, el cielo despejado se volverá brumoso. Además, el sol desaparece por la tarde detrás del Grand Teton, ofreciendo condiciones menos favorables para los aficionados a la fotografía.
Tras un viaje de poco más de 20 minutos llegamos al límite del parque nacional. Una y otra vez, Amanda para el coche y entrega prismáticos a los turistas. Una manada de ciervos canadienses salta sobre el camino. Junto a un estanque hay otro grupo de turistas madrugadores que han instalado los trípodes para sus cámaras.
«Por favor, guarden distancia respecto a los animales», advierte un letrero de la administración del parque nacional. Vemos una gran garza esperando su botín que seguramente habría salido volando rápidamente si nos hubiésemos acercado demasiado. Poco después, Amanda para otra vez el todoterreno. A unos 50 metros pasta bajo los árboles una hembra de alce. Dos crías están cerca de ella. «Tenemos suerte. En verano a veces es difícil encontrar alces», dice Amanda.
Poco antes de las diez de la mañana, el termómetro marca 16 grados centígrados. Nos quitamos la chaqueta y también el jersey. Hacemos una pausa para tomar café en uno de los muchos miradores situados a lo largo de la Teton Park Road. Las montañas relucen bonitas a la luz del sol, sobre todo el Cathedral Group, que abarca los picos Grand Teton, Mount Owen y Teewinot Mountain, que tienen alturas de entre 3.756 y 4.197 metros. Parecen alzarse casi verticalmente sobre Jackson Hole, un amplio valle interior donde también está situada la pequeña ciudad de Jackson. En este paisaje no hay suaves colinas onduladas.
Las montañas se formaron hace unos diez millones de años por el desplazamiento de placas tectónicas. Durante las edades de hielo, las montañas se cubrieron de gigantescos glaciares. En el siglo XIX, algunos tramperos bautizaron las montañas con la palabra francesa «tétons» (tetas).
Los lagos que se encuentran delante de las montañas son restos de los glaciares. Del pequeño lago Jenny Lake salen varios senderos bonitos. Más grande es el lago Jackson. Por la orilla de este del lago discurre la carretera que va al parque nacional Yellowstone, en el norte. Los dos forman un ecosistema común en donde viven entre 600 y 700 osos grizzly.
En los últimos años ha aumentado notablemente el número de visitantes. En 2017, más de 4,1 millones de personas visitaron Yellowstone y poco más de 3,3 millones Grand Teton, un año récord para este parque.
Al mediodía hacemos una pausa cerca de Signal Mountain, una montaña de 2.355 metros de altura. El lugar ofrece una magnífica vista de las montañas, el lago Jackson y el río Snake, que serpentea por el parque. También aquí aparece de repente un alce atravesando una pradera. «Es poco usual a esta hora del día», dice Amanda. En el Signal Mountain muchas veces también se pueden observar osos negros.
Por la carretera 191 regresamos a Jackson, una ciudad donde se respira el ambiente del Salvaje Oeste. Para los turistas, una diligencia da vueltas por la plaza Town Square. Los arcos de entrada en la plaza están elaborados con enormes cantidades de cuernos de ciervo. En el «Million Dollar Cowboy Bar», enfrente de la plaza, no hay taburetes junto a la barra sino sillas de montar. ¡Tremendo cliché!
Poco antes de llegar a Jackson, Amanda sube el aire acondicionado. La temperatura externa ya es de 30 grados centígrados. Los alces, los ciervos, la garza: para Amanda, este fue el rendimiento de un típico día en Grand Teton. «Hago estas excursiones tres veces a la semana», dice, «pero también me gusta visitar el parque sola. Para mí, este es un lugar especial porque aquí todavía se puede vivir la naturaleza tal como era antes de que vinieran los humanos».
Internet: https://www.nps.gov/grte/espanol/index.htm
Por Christian Röwekamp (dpa)