(dpa) – Aquí nadie tiene tiempo: apenas el semáforo de la calle que cruza el río Saigón, en Ciudad Ho Chi Minh, se pone verde, el guía vietnamita Ho Kim Khanh pisa el acelerador de su scooter.

Khanh lidera un pequeño grupo de aventureros que recorren la antigua Saigón, en el sur de Vietnam, en motocicletas Vespa, como lo hacen a diario los lugareños.
Según Ho, hay unos tres millones de ciclomotores en la ciudad, que cuenta con unos ocho millones de habitantes. En los ciclomotores se transporta todo lo que uno pueda imaginarse: desde familias con varios niños, dormidos o despiertos, hasta enormes jaulas, paquetes o decenas de cajas de cartón dobladas.
También es la manera en la que el puñado de turistas se desplazó desde el puerto industrial de Phu My a Ciudad Ho Chi Minh.
El puerto está a dos horas del centro de la ciudad, algo habitual en este crucero por el Sudeste Asiático, que parte de Singapur y hace escalas en Malasia y Vietnam y va hasta Ko Samui y Bangkok, en Tailandia.
«Eso se debe a que un barco de nuestro tamaño no puede hacer escala en todos los puertos», explica Ioannis Anastasiou, capitán del «Mein Schiff 5» de la naviera alemana Tui Cruises.
Un crucero de contrastes
Afuera del barco es imposible evitar la bulliciosa vida bajo el sol tropical de estos cuatro países. Pero dentro del crucero, todo es como en casa: los camarotes están ordenados y en los días de altamar se pide expresamente a los pasajeros que no ocupen ya a primera hora de la mañana las tumbonas con una toalla.
El pan del restaurante es integral, hay manteca de cerdo, aspic y patatas fritas, además de una máquina de mantequilla y tablas bien surtidas de embutidos y quesos. Países exóticos y lo conocido, ambos combinados en un solo viaje.
En el bullicio de las metrópolis
Las excursiones en tierra llevan a los pasajeros directamente al bullicio de las metrópolis Singapur, Kuala Lumpur, Ho Chi Minh o Bangkok.
En la mayoría de los puertos de escala no representa un problema recorrer las ciudades por cuenta propia. Hay taxistas por todas partes, que no solo ofrecen el traslado a los centros urbanos por unos pocos ringgit malayos, dong vietnamitas o baht tailandeses, sino a veces también visitas a los principales lugares de interés.
Es importante que tanto el conductor y al menos uno de los pasajeros del grupo hablen inglés, y que se acuerde el precio de la excursión antes de partir.
Los pasajeros más precavidos o inexpertos pueden reservar una amplia selección de excursiones a bordo, que se realizan tranquilamente en autobuses que suelen esperar justo en el muelle. También existe la posibilidad de movilizarse en bicicleta.
Entre templos y ajetreados mercados
Es posible que en algún momento de las dos semanas que dura el crucero pueda aparecer una cierta fatiga en lo que a templos se refiere. Al principio del viaje, el Templo del Diente de Buda en Singapur y las Cuevas de Batu en Kuala Lumpur son algunas de las máximas atracciones. Pero a medida que el viaje avanza, la multitud de templos de Penang y Langkawi, de Ciudad Ho Chi Minh, Ko Samui y Bangkok se convierten de a poco en visitas obligadas. Simplemente hay que entrar, mirar y a otra cosa.

En cambio, resultan fascinantes, aunque no menos agotadores, los concurridos mercados de las ciudades. A medida que pasan los días resultan también más familiares las frutas exóticas, como el rambután, el durián, el mangostán parecido a las ciruelas, la guayaba y los pequeños plátanos.
Si bien hay «shoppings» por todas partes, que ofrecen la mayoría de las marcas internacionales y están siempre refrigerados a temperaturas bajo cero, el verdadero negocio se hace en los mercados. Aquí se puede encontrar de todo en un espacio muy reducido y con vendedores sumamente persistentes.
Una primera impresión de la diversidad
En tres de los cuatro países que recorre el crucero, los británicos fueron potencias coloniales durante mucho tiempo y dejaron no solo una arquitectura a menudo muy bien conservada, sino también el tráfico por la izquierda. Solo en Vietnam se conduce por la derecha.
En Ciudad Ho Chi Minh se puede ver la catedral de Notre Dame y la antigua oficina principal de correos diseñada por Gustave Eiffel, el ingeniero francés que construyó la emblemática Torre en París para la Exposición Universal de 1889.
Los franceses llegaron aquí en el siglo XIX y dejaron su huella en esta República Socialista de Vietnam. En la ex Saigón hay un museo dedicado a la guerra de Vietnam (1955-1975), que el país llama la guerra norteamericana.
«Los cuatro países de este viaje son tan diversos que en un crucero solo se puede obtener una primera impresión», destaca Jörg Müller, director general del barco, quien además sugiere presenciar alguna de las conferencias que ofrece Ernst Bahns en el barco.
Bahns ha recopilado historias y hechos en presentaciones claras, que expone en los días de navegación en el teatro del crucero.

El conferencista vivió y trabajó en estas regiones durante mucho tiempo y conoce muy bien los destinos y las costumbres de los países asiáticos. Cuenta, por ejemplo, cuál es la mejor manera de pasar de un lado a otro en moto por las carreteras vietnamitas y otros tantos consejos que son altamente apreciados por muchos de los 2.500 pasajeros a bordo.
Los países del estrecho de Malaca, del mar de China Meridional y del golfo de Tailandia tienen horarios y costumbres muy diferentes a la de muchos de los turistas del barco. Esto, además del calor, supone un reto para muchos cruceristas, que aprecian el viaje a este mundo que a menudo les es ajeno, pero que parecen alegrarse cuando vuelven a subir por la pasarela del «Mein Schiff 5» y vuelven a ingresar al mundo familiar del barco, mucho menos bullicioso.
Informaciones sobre el crucero por el Sudeste Asiático:
Itinerario: Tui Cruises ofrece varios itinerarios por el Sudeste Asiático. El viaje descrito con el barco «Mein Schiff 5» duró 14 días desde Singapur, pasando por Port Klang, cerca de Kuala Lumpur, Penang y Langkawi (en Malasia), hasta Phu My, cerca de Ho Chi Minh (Vietnam), Ko Samui y Laem Chabang, cerca de Bangkok (Tailandia) y de vuelta a Singapur.
Para los cruceros con origen o destino en Singapur y Hong Kong, la compañía Tui Cruises sigue aplicando una política de pruebas de coronavirus negativo, a partir de los cuatro años, y vacunación obligatoria contra el covid-19 para todos los pasajeros mayores de doce años.
Por Verena Wolff (dpa)