Aunque existan muchos empresarios en todo el mundo, no todos tienen éxito, ni todos prosperan como les gustaría. Y es que no cualquiera puede ser un gran empresario.
Para ser buen empresario es necesario considerar distintos factores y poner en práctica ciertos hábitos que normalmente pasan desapercibidos o parecieran no importar para la mayoría. En este artículo te mencionaremos algunos consejos para lograr que puedas ejercer tu labor de empresario de manera mucho más eficiente.
En primer lugar, como empresario debes aprender a identificar oportunidades de negocio a través de la detección de necesidades. Una vez que se encuentra una necesidad, el trabajo consistirá en encontrar una forma para poder satisfacerla, es decir, solucionar el problema de las personas. Para lograr esto, es importante que el empresario o el emprendedor se conviertan en un experto de su cliente, dando soluciones a través de la oferta de un producto o un servicio.
Lo segundo para tener en cuenta es que el empresario debe saber “comercializar” la solución que se ha encontrado al problema de las personas. Una gran diferencia entre vender y comercializar es que ésta última requiere de un proceso continuo de venta, lo que implica un acto de servicio y de relación con los clientes. El acto de comercialización requiere además toda una operación logística, tanto en abastecimiento de la mercancía como de estrategias de mercadeo, sin dejar de lado las formas de financiamiento y pagos previos, o, mejor dicho, todas aquellas inversiones monetarias.
Y, en tercer lugar, el empresario debe aprender a crear armonía entre las personas que trabajan en la empresa, pues la empresa está conformada por personas, lo que implica convivencia, dirección de equipos y realizar coaching motivacional.
En la misma línea, un buen empresario debe convertirse en un experto de su cliente, saber qué necesitan, qué los satisfacen y de qué carecen para poder seguir innovando. Esto implica que deberá tener un amplio conocimiento de las cifras de su negocio a cualquier escala.
Por último, un empresario debe tener conocimientos para la evaluación de proyectos, financiamientos, administración de inventarios, estrategias de marketing, etc. Todos estos conocimientos forman parte de la gestión empresarial. No es necesario que sea un experto en cada punto, pero sí es importante que hable el mismo idioma del experto que contrató para cada área.
En pocas palabras, ser un buen empresario no es tan sencillo como parece. Para lograr el éxito a largo plazo es necesario tomar en cuenta todos estos factores que fueron mencionados anteriormente y nunca dar por sentado que la única tarea del empresario es la de dar órdenes. Por el contrario, ser empresario implica una tarea de involucramiento con los empleados y con los clientes, mucho más ardua de lo que a simple vista parece.
Soraya Andreina Pérez